Jeff Bezos, cuando explicó a la redacción de The Washington Post cuáles creía él que eran los dos peores problemas del periodismo, mencionó la desagregación y la reescritura. Él se refirió en inglés a debundling, pero la he visto escrita como unbundling en más ocasiones.

Qué es:

«La web destruye la integración horizontal. Antes de la web una docena de historias regulares en un solo paquete bastaba para impedir que alguien se dedicara a buscar las doce mejores historias en una docena de publicaciones diferentes. Sin embargo en un mundo de enlaces y ‘feeds’ RSS muchas veces es más fácil que lo siguiente que leer, ver o escuchar llegue por referencia de los amigos que ser fiel a una publicación concreta. La pereza favorece ahora la desagregación: en muchas páginas de noticias generalistas la mayoría de los lectores ven un único artículo al mes» (Periodismo post industrial y el original en inglés).

No es un fenómeno que sólo ataña al periodismo sino a todos los contenidos: la música, la literatura, las enciclopedias, los diccionarios… también a la Universidad. Los MOOC nos permiten elegir un curso de una universidad, no la totalidad de una titulación, por ejemplo.

Es una posibilidad de desagregar contenidos de paquetes que antes había que adquirir completos (un periódico), un nuevo poder de los clientes/audiencia en detrimento, en este caso, del poder de los medios.

¿Cuáles son los efectos de la desagregación?

  1. El alza del periodista marca frente a la cabecera. Más autoridad de la firma frente al medio.
  2. La menor relevancia de la portada. La jerarquía de las noticias establecida por el medio se debilita. La jerarquía de las noticias más vistas en un periódico digital raramente coincide con las destacadas en la portada.
  3. Derivado de lo anterior: una de las formas de fijar la agenda pública, se debilita. El medio no transfiere la relevancia a la agenda pública sino que el público cuestiona esa relevancia.
  4. La prevalencia del interés del público frente al interés público. La audiencia involuntaria no está cautiva, elige sus contenidos y, desgraciadamente, no suelen coincidir con los asuntos que conforman la agenda política sino con los contenidos de entretenimiento o morbosos.
  5. Favorece la desestructuración del conocimiento de la realidad. Demanda una gran formación intelectual el escoger cuidadosamente la información que se quiere consumir para crearse un criterio sólido sobre la realidad política, social o económica. La brecha entre gente informada y desinformada tiende a aumentar. Sólo aquellos con menos pereza y más formación intelectual se atreverán a acometer la lectura de asuntos complejos o alejados de sus intereses más próximos. La información internacional puede ser la gran víctima de este proceso.

Son sólo unos apuntes sobre lo que estoy reflexionando.

Se me ocurre que los géneros más contextuales y narrativos, como la crónica, serían la gran solución a esta carencia. Pero, ahí se trataría de favorecer al periodista marca, con todos los problemas que eso puede conllevar a la cabecera.

 Actualización 10 de enero de 2014:

Añado lo apuntado por Eduardo Arriagada sobre este post.

Y el enlace que Eduardo me pasa sobre lo que él escribió sobre el bundle, sobre la estructuración de contenidos que renace con las tabletas y el ejemplo de The Economist.

The Economist apuesta por el «bundle»