Ya está en la web de la Conferencia Episcopal la conferencia que Bertone daba hoy en Madrid, motivo principal de su visita. Para que lo entendáis, primero fue la conferencia y luego el afán del Gobierno de reunirse con Bertone. Me he llevado un agradable sorpresa al ver que la conferencia estaba ya colgada, también en pdf

Visita del Card. Tarcisio Bertone

Como Dios escribe recto con renglones torcidos, gracias a ese afán de distinguir a Bertone como si fuera diferente de los obispos españoles, Zapatero ha invitado al Papa a españa para 2010. Muy bien, muy agradecidos.

Algunas cosas que ha dicho Bertone, las negritas son mías:

Los Derechos Humanos nacen de la cultura europea occidental, de indudable matriz cristiana. No es casualidad. El cristianismo heredó del judaísmo la convicción, plasmada en la primera página de la Biblia, de que el ser humano es imagen de Dios. Por ello, la Iglesia ha dado su propia contribución, tanto con la reflexión sobre los Derechos Humanos a la luz de la Palabra de Dios y de la razón humana, como con su compromiso de anuncio y de denuncia, que la ha convertido en una defensora infatigable de la dignidad del hombre y de sus derechos, también en estos sesenta años que nos separan de la Declaración de 1948.

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Todo hombre vive de un entramado de sueños y realidades. Todos aspiran hoy a una vida donde reine la paz y la justicia. Cuando defienden un derecho no mendigan un favor, reclaman lo que les es debido por el solo hecho de ser hombre. Por eso se llaman derechos naturales, innatos, inviolables e inalienables, valores inscritos en el ser humano. Por esta significación profunda y por su radicación en el ser humano, los derechos humanos son anteriores y superiores a todos los derechos positivos. De aquí que el poder público quede sometido, a su vez, al orden moral, en el cual se insertan los derechos del hombre.

Esto me ha recordado algo que puso de manifiesto, una vez más, la graaaan diferencia entre la sana laicidad de los EEUU de la burda alergia a lo cristiano que existe en la neoprogresía española. Cuando Obama, antes de ser investido presidente, habló al inicio de su viaje en tren a Washington, dio un discurso en Filadelfia, al inicio de ese viaje, y habló de que en esa ciudad se había iniciado el camino de los EEUU como nación gracias a que un grupo de ciudadanos estaban firmemente convencidos de que todos somos iguales, tenemos derecho a la vida, a la libertad y la búsqueda de la felicidad no porque lo diga el Gobierno sino porque así lo ha hecho nuestro Creador. Esto, como se ve muy claro, es muy diferente de esa mentalidad Zapatera de «creación de derechos» que no existen como el derecho al matrimonio para personas del mismo sexo o el derecho al aborto.

Cuando el Magisterio de la Iglesia habla de los derechos humanos no se olvida de fundarlos en Dios, fuente y garantía de todos los derechos, ni tampoco se olvida de enraizarlos en la ley natural. La fuente de los derechos no es nunca un consenso humano, por notable que sea. Benedicto XVI, en el Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz 2007, enseña que “El reconocimiento y el respeto de la ley natural son también hoy la gran base para el diálogo entre los creyentes de las diversas religiones, así como entre los creyentes e incluso los no creyentes”. La ley natural interpela nuestra razón y nuestra libertad, porque ella misma es fruto de verdad y de libertad: la verdad y la libertad de Dios. La sociedad tiene necesidad de reglas acordes con la naturaleza humana, pero también tiene necesidad de relaciones fraternas.

No bastaría una interpretación positivista que redujera la justicia a legalidad, y entendiera así los derechos humanos como resultado exclusivo de medidas legislativas. Benedicto XVI insistió en esta misma idea en el acto organizado por el Pontificio Consejo “Justicia y Paz”, al que nos hemos referido con anterioridad, señalando que “la ley natural, inscrita por Dios en la conciencia humana, es un común denominador a todos los hombres y a todos los pueblos; es una guía universal que todos pueden conocer. Sobre esa base todos pueden entenderse”.

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En nuestros días, hay un proceso continuo y radical de redefinir los derechos humanos individuales en temas muy sensibles y esenciales, como la familia, los derechos del niño y de la mujer, etc. Debemos insistir en que los derechos humanos están “por encima” de la política y también por encima del “Estado-nación”. Son verdaderamente supranacionales. Ninguna minoría ni mayoría política puede cambiar los derechos de quienes son más vulnerables en nuestra sociedad o los derechos humanos inherentes a toda persona humana. Como enseña el Concilio Vaticano II, “la verdad no se impone de otra manera que por la fuerza de la misma verdad.”

La dignidad del ser humano, el tema clave de toda la doctrina social de la Iglesia, implica, entre otras cosas, el respeto a la vida desde su concepción hasta su ocaso natural.

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La Iglesia proclama que la vida familiar está fundada sobre el matrimonio de un hombre y una mujer, unidos por un vínculo indisoluble, libremente contraído, abierto a la vida humana en todas sus etapas, lugar de encuentro entre generaciones y de crecimiento en sabiduría humana.

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La familia es la verdadera escuela de humanidad y de valores perennes, lugar primario en la educación de la persona. En este sentido, se ha de remarcar que es a la familia, y más concretamente, a los padres, a quienes compete por derecho natural la primera tarea educativa, y a los que se debe respetar el derecho a elegir la educación para sus hijos acorde con sus ideas y, en especial, según sus convicciones religiosas. Sobre el particular y, en concreto, sobre la enseñanza religiosa en la escuela, Benedicto XVI ha destacado que es “un derecho inalienable de los padres asegurar la educación moral y religiosa de sus hijos”. La enseñanza confesional de la religión en los centros públicos resulta acorde con el principio de laicidad, porque no supone adhesión ni, por tanto, identificación del Estado con los dogmas y la moral que integran el contenido de esta materia. Asimismo, este tipo de enseñanza no es contraria al derecho de libertad religiosa de los alumnos y de sus padres, debido a su carácter voluntario.

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El Estado democrático no es neutral respecto a la libertad religiosa misma, sino que, al igual que respecto a las demás libertades públicas, ha de reconocerla y crear las condiciones para su efectivo y pleno ejercicio por parte de todos los ciudadanos. Y justamente, en virtud de este respeto y apuesta positiva por la libertad religiosa, ha de ser, en cambio, absolutamente neutral respecto de todas las diversas particulares opciones que ante lo religioso los ciudadanos adopten en uso de esa libertad. Querer imponer, como pretende el laicismo, una fe o una religiosidad estrictamente privada es buscar una caricatura de lo que es el hecho religioso. Y es, por supuesto, una injerencia en los derechos de las personas a vivir sus convicciones religiosas como deseen o como éstas se lo demanden.

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Me complace terminar mi intervención con las mismas palabras de Benedicto XVI, pronunciadas en el Angelus del domingo 7 de diciembre de 2008: “Para las poblaciones agotadas por la miseria y el hambre, para las multitudes de prófugos, para cuantos sufren graves y sistemáticas violaciones de sus derechos, la Iglesia se pone como centinela sobre el monte alto de la fe y anuncia: “Aquí está vuestro Dios. Mirad: Dios, el Señor, llega con fuerza” (Is 40, 11).

¿Algo que objetar? La doctrina de la Iglesia sin más, pero ya ha salido la interpretación de El País: El Vaticano reafirma la posición de los obispos en sus diferencias con el Gobierno acaba de cambiar por: Bertone respalda a los obispos en sus temas de conflicto con Zapatero

Pese a que el Gobierno intenta cuidar las relaciones con el Vaticano para contener las críticas de los obispos, con estos dos mensaje Bertone ha censurado una de las reformas más destacadas del Ejecutivo socialista, como es el matrimonio homosexual, y la reforma del aborto, que se encuentra pendiente de que se apruebe un informe preliminar de un grupo de expertos en el Parlamento, para presumiblemente avanzar hacia una ley de plazos.

También El Mundo se sorprende de que Bertone mantenga el criterio universal de la Iglesia después de hablar con Zapatero: El enviado del Papa carga contra el aborto y EpC tras hablar con Zapatero (evidentemente no nombró ni la EpC ni el aborto, pero da igual).

¿Y Público? Bertone carga contra Ciudadanía, el aborto y los matrimonios gay
y los coches eléctricos para fastidiar a Sebastián.

El ABC titula: Bertone defiende ante Zapatero la vida, la familia y la educación. Soso titular que se corresponde casi literalmente con lo que El País decía ayer de la reunión entre MTFDLV y el cardenal Bertone y que ahora no encuentro. Era algo así como que la vicepresidenta explicó al cardenal la reforma del aborto y la EpC.

Estoy impaciente por la reacción del católico practicante Pepe Blanco.