La nasa

La nasa

Leí en Scriptor esta referencia a una entrevista a Juan Manuel Mora, quien fue director de Comunicación del Opus Dei cuando el Código da Vinci estaba de moda (parece que fue hace siglos).

La entrevista es toda ella muy interesante, pero por motivos de vecindad con las obsesiones de este blog particular, me interesan sobre todo dos preguntas que ayudarán a reflexionar sobre el cambio cultural que se necesita en la sociedad española para sobrevivir a las embestidas de algunos políticos.

Habla Juan Manuel Mora de la estrategia de la Iglesia ante las propuestas zapateras. Me ha recordado, cuando lo he leído, a la disposición de la pobre nécora ante una nasa. El bocado parece al alcance de la boca, la puerta para alcanzar el bocado, amplia. Ahora bien, lo que importaba no era el bocado, que te has comido, sino que te has metido en una trampa de la cual no puedes salir. Así actúa el neoprogresismo en España y así seguimos reaccionando, una y otra vez.

Nasa: 1. f. Arte de pesca que consiste en un cilindro de juncos entretejidos, con una especie de embudo dirigido hacia adentro en una de sus bases y cerrado con una tapadera en la otra para poder vaciarlo.

Qué Pasa – Debate tu futuro…Ahora!

-¿Cómo lo está haciendo la Iglesia Católica en su combate a las leyes que buscan ampliar el aborto, por ejemplo?

-Es muy difícil hacer un juicio de valor. El ambiente dominante y la agenda del partido mayoritario que gobierna en España es equivalente, desde el punto de vista moral, a la de la minoría más extrema del Partido Radical italiano. Esa situación te obliga a ser reactivo, ir detrás y ser un fabricador de negativas: «Esto no, esto no y esto tampoco». Eso te impide construir la imagen de una Iglesia con propuestas positivas. Es una trampa y no sé cómo se sale de ella. Sí sé que la postura reactiva no conduce al éxito comunicativo, pues se produce un cambio de roles: el que propone el aborto y la eutanasia aparece ampliando derechos y respetando a las minorías, y el otro queda como el limitador de las libertades, y la realidad es exactamente la contraria.

-¿Entonces, debe decirse que no con una actitud más positiva?

-Es mejor ser positivo que reactivo. De vez en cuando tienes que decir que no, pero tienes que presentar acciones positivas. No puedes permitir que el otro ponga la agenda, el encuadre, el tema y la oportunidad, y tú simplemente te conviertes en un muñeco que grita «¡No!» cuando le aprietan la barriga. Debes tener ideas y propuestas positivas, y decir que no de vez en cuando. Si mantienes ese camino durante diez, quince o veinte años, lograrás que la gente vea que tienes una actitud positiva. Si no, hasta tu propia gente creerá que sólo existes para negar.