Entrevistas Digitales en ELPAÍS.com con Ángel Gabilondo
¿Cuándo vamos a tener las personas laicas de este país la satisfacción de que la asignatura de religión se imparta en horarios extraescolares? La alternativa a la religión, como sabe, carece de contenido.

Deberíamos pensar muy seriamente qué significa el laicismo. Tenemos tendencia a confundirlo con el anticlericalismo. Y, desde luego, el laicismo es respeto y consideración para con las diferencias. Desde ese punto de vista, nos queda mucho camino por recorrer. Y no es sólo un asunto de la asignatura de religión.

«Tenemos tendencia a confundir el laicismo con el anticlericalismo». Es casi una buena respuesta y es casi un diagnóstico acertado de la situación española, de  cierta parte de la sociedad española, sobre todo la que apoya a partidos como el PSOE. ¿Para cuándo un debate en ese partido en el que se utilicen criterios racionales sobre el papel de las religiones en la sociedad?

Digo que casi es una buena respuesta porque laicidad del Estado no es lo mismo que el laicismo. Ni el Estado aconfesional -el que la Constitución define- es Estado laicista. El laicismo es una opción partidista y, sí, muy ligada al anticlericalismo y a una pulsión totalitaria de suprimir las manifestaciones públicas de las opiniones que no coinciden con ese laicismo.

Es un fenómeno netamente español, heredado de la Francia laicista, una Francia que está reculando por boca de su presidente de la República, Nicolás Sarkozy.