Portada El PaísHay días en que, efectivamente, un periódico puede ser el segundero del mundo. Zapatero ofrece más autogobierno a quien pide independencia y Sarkozy ofrece un coma inducido a quien pide matarse.

En pocas portadas se puede ver el signo de los tiempos modernos, versión Finkielkraut: la única receta que tienen los políticos es la propia de la modernidad, un rodeo, un cambio, un nuevo paso hacia la fragmentación de la realidad; nunca hacer un diagnóstico y dar una curación, porque para ellos, en su mentalidad, ni hay diagnóstico (¿qué es la verdad?) ni hay curación.