Cuando estuve en Berlín en agosto de 2003, visité el campo de concentración de Sachsenhausen y otros lugares en los que se puede trazar algo de la historia de los horribles años del nazismo. En Sachsenhausen pude ver la celda en la que murió un sacerdote católico, encarcelado por su defensa de los judíos.

Me llamó la atención que la historia está por escribir porque muchas de las cosas de las que me enteré sobre el terreno no las sabía y me pasma seguir observando cómo se han creado una serie de certezas falsas en el imaginario colectivo sobre las relaciones entre el nazismo y las iglesias cristianas, especialmente la Católica.

Este pasado domingo 9 de octubre ha sido beatificado el cardenal Von Galen, que fue obispo de Münster durante el nazismo. Apodado el «León de Münster», es un ejemplo de firmeza, dentro de la jerarquía eclesiástica alemana en la condena de un régimen que se basaba en lo que Benedicto XVI definió, en su reciente visita a la sinagoga de Colonia, como «demencial ideología racista de matriz neopagana». Este párrafo está extractado y modificado de este artículo de Aceprensa y lo he modificado porque decía que es «el principal ejemplo de firmeza» de condena al régimen nazi desde la jerarquía católica. No tengo nada claro que sea así. En la catedral de Berlín hay una simple placa dedicada al arzobispo de Berlín durante la época nazi, cuyo nombre no logro recordar, que fue encarcelado también durante el nazismo por condenar el antisemitismo de los nazis. Fue liberado de la cárcel en unas condiciones de salud tan penosas que se murió al día siguiente.

Espero con impaciencia el artículo que Marta Salazar promete sobre el tema.