El ritmo es esencial en las acciones humanas, entre otras razones porque vivimos en el tiempo y no podemos permitirnos el lujo de prolongar indefinidamente una acción determinada. «Hay un tiempo para todo y un tiempo para cada cosa bajo el sol»

La acampada de Sol está pasando de la sazón del jueves a la corrupción de ayer noche y llegará a la inanidad mañana. En cuanto se hayan producido las elecciones, el foco de los medios deje de estar en Sol y todos veamos que los acampados siguen descubriendo la rueda cada mañana, se habrá agotado en sí misma la movilización porque la movilización ¿es para algo?

Los comerciantes y vecinos de la zona están hartos de la anormalidad de la situación, las propuestas que salen de la asamblea van desmintiendo que sean un movimiento transversal y son cada vez más concretas y, por tanto, parciales.

Claramente no son ya un movimiento regenerador sino que se han convertido en un movimiento ecologista, estatalista y laicista:

Algunas de sus peticiones son:

Libre circulación de personas y refuerzo de una educación pública y laica (me gustaría saber qué tienen que ver)
Nacionalización inmediata de todas aquellas entidades bancarias que hayan tenido que ser rescatadas por el Estado. Endurecimiento de los controles sobre entidades y operaciones financieras para evitar posibles abusos en cualquiera de sus formas.
Desvinculación verdadera entre la Iglesia y el Estado, como establece el artículo 16 de la Constitución (la desvinculación no aparece en la Constitución, por otra parte están afortunadamente desvinculados la Iglesia y el Estado)
Acceso popular a los medios de comunicación, que deberán ser éticos y veraces (muy bueno, contádselo a Roures).
Cierre de todas las centrales nucleares y la promoción de energías renovables y gratuitas.
Recuperación de las empresas públicas privatizadas (¿Salimos de la UE?).
Reducción del gasto militar, cierre inmediato de las fábricas de armas y un mayor control de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado. Como movimiento pacifista creemos en el “No a la guerra”.

Por lo tanto, desde ayer, que tomaron estas decisiones, han dejado de representar otra cosa que a un grupo de los muchos que hay en España, un grupo de altermundistas que quieren una opción política de extrema izquierda y que pueden perfectamente presentarse a las próximas elecciones generales con su propuesta y ver cuánta gente les apoya.

Por lo tanto, que se vayan a sus casas y dejen de ocupar un espacio público que es de todos, no sólo de ellos. Su momento de gloria ha acabado. Tuvieron una oportunidad de servir como un movimiento regenerador pero la poca pluralidad y nula transversalidad de sus propuestas ha abortado esa posibilidad. Hay un «tiempo de buscar, y tiempo de dar por perdido» y la acampada de Sol se puede dar por perdida.