Me encanta cuando los moguls de la prensa se quitan la careta y la emprenden a gritos y golpes con los políticos, como peixeira en reyerta en el mercado. Porque esto no deja de ser una de esas broncas que se montan en los puestos de peixeiras (conocidas en el resto de España como pescantinas). Lo que ocurre es que las peixeiras son mucho más nobles que estos ejemplares de empresarios y políticos, y si la han montado con otra compañera, luego no se saludan, ni se abrazan, ni afectan respeto ni estima por la otra. No, las broncas se dirimen a gritos, delante de todo el mundo y no se entierra el agravio con dinero.

Veremos qué sale de esta pelea. Acaba de empezar. Cebrián es perro viejo, tiene muchos contactos internacionales, puede amargarle la presidencia europea a Zapatero. Zapatero tiene a su favor el BOE y que es impermeable a la realidad. Sus ministros felipistas han callado como p…s, no como peixeiras.

Extracto de la entrevista en la Ser.

P: En su artículo habla de «chapuza», «desatino», «abuso gubernamental». También habla de sospechas de favoritismo hacia los intereses de ese grupo de «amigos del Gobierno», que dirije La Sexta. Algunos de nuestros competidores, especialmente desde La Sexta, pero también desde el diario El Mundo, aseguran que la postura de PRISA es una pataleta, que sólo responde al interés de responder a una situación de privilegio, de defender el monopolio de la televisión de pago. ¿Es una guerra de competidores en el sector?

– R: El problema es de competencia. El tribunal de la competencia los ha puesto de relieve, sobre todo, en el tema del fútbol y yo creo que también puede intervenir en este asunto. Esto no es una guerra de medios. A mí me parece que la competencia, si es sana y legal, es la base del sistema económico y político que tenemos. Aquí estamos ante una intervención desaforada del Gobierno para tratar de doblegar a los medios. Ya lo hizo Aznar y lo intentó Alfonso Guerra, cuando salió El Sol y la que se organizó con la Organización Nacional de Ciegos. Aznar utilizó a la compañía telefónica de su amigo Juan Villalonga, entonces.

El presidente Zapatero está utilizando sus relaciones personales para tratar de hacer dos cosas. Una, liquidar el pasado de lo que se ha llamado el felipismo dentro del PSOE, generando una gran confusión en el partido. Y otra, tratar de organizarse su propio grupito de medios en torno a él, despreciando la libertad del mercado. Aquí la guerra no es entre los medios, aquí es una guerra del Gobierno contra los medios independientes. Es una guerra más, ya lo hemos vivido con otros Gobiernos. Lo que es lamentable es que un Gobierno caiga en iguales o peores errores que otros Gobiernos.

– P: Mencionaba usted otras medidas que se adoptaron en el pasado. ¿Aquellas decisiones afectaron sólo al grupo PRISA o a todos los medios?

– R: Las consecuencias afectan a todos los ciudadanos, a la calidad de la democracia. El Gobierno está utilizando un medio excepcional, de urgencia, un 13 de agosto, con ‘agostidad’ o con alevosía, en mitad del verano, para hacer un decreto ley en algo que la Constitución no contempla. No hay urgencia para este decreto ley, no hay demanda social.

Es un decreto que merece todas las sospechas de anticonstitucionalidad y el PP está estudiando un recurso de contitucionalidad, es un abuso y un deterioro tremendo de la democracia, del Estado de Derecho y un ataque a la seguridad jurídica de las empresas. Esto se puede comprender que sucediera en repúblicas bananeras, como antes se decía, pero en un Gobierno moderno y que presume de socialista, esto es una inmoralidad.

PS: Por cierto, Público no habla del asunto y hoy no hemos tenido a ningún miembro del Gobierno ni del PSOE ni defendiéndose ni respondiendo a Cebrián.