Portada de El País

Portada de El País contra Zapatero

Nuevo golpe, en forma de editorial con llamada desde portada. Se titula En la pendiente. El País parece haberse dado cuenta, de unas semanas para aquí, del pedazo de jefe de Gobierno que llevamos soportando cinco años.

Nada como un sartenazo con una TDT para despertar de la complacencia.

Pero, aunque algunos voceros de la izquierda se paran ahí, en las interesadas críticas de Prisa por sus intereses en la TDT, me parece que lo correcto es ir al fondo del asunto.

El fondo del asunto es la morbosa convivencia/dependencia que existe en España entre medios de comunicación y políticos. En todos los estratos administrativos -ayuntamientos, diputaciones, autonomías, Gobierno de España- existe una solapada o descarada bolsita de caramelos para los medios: compra de ejemplares, adjudicaciones de publicidad institucional, subvención de caprichosos y caros suplementos, adjudicaciones de frecuencias de radio, trabajos con productoras x o y, adjudicaciones de canales de televisión…

Por lo tanto, tan clamoroso es el ataque de cuernos de Prisa como el silencio cómplice de Mediapro. Ahora les toca a ellos hacer el sucio papel que El País hizo durante cinco años, hinchando el ego de un jetas que no pestañea al llevar un país a la deriva.

Ojalá que estos momentos abra los ojos de muchos ingenuos que pensaban que los grupos de comunicación españoles eran otra cosa que correas de transmisión de consignas.

PS: Javier Pradera le arrea otra torta en el mismo periódico por dejarse manejar por Berlusconi. Hace unas semanas, una votante del político italiano me contaba el regocijo que les produce comprobar como Berlusconi torea a Zapatero. En concreto se refería al anuncio ante las cámaras de Berlusconi de que España sufragaría parte de la reconstrucción de los destrozos del terremoto en L’Aquila, con ZP delante y enterándose al mismo tiempo que los espectadores. En el artículo de Pradera hay otros ejemplos más.

PS2: Arsenio Escolar dice que Cebrián ha ordenado la caza de Zapatero. Lo que ocurre cuando la gente es mala, malísima, es que se acaba comiendo hasta a sus propias criaturas.