Todos los fines de semana hay partidos de liga de fútbol, de liga ACB, de balomano, de…. lo que sea. Sin hablar de los mega eventos tipo conciertos, carreras de motos o coches, partidos de la UEFA o de la Champions que generan un movimiento de masas importante y, esto es lo esencial, generan gastos de seguridad, transporte precisamente porque son masivos.

Las localidades en las que suceden esos eventos viven miles de personas, a algunas les fastidia enormemente convivir con el evento que sea y otras son felices de que el destino haya elegido su ciudad para que ocurra allí aquel evento. Todas ellas, las fastididadas y las encantadas, pagan impuestos igualmente y sufren/gozan con el evento.

Da un poco de risa y de vergüenza ajena ver a tanta gente alborotada por el coste de la visita del Papa a Santiago y Barcelona, como si el coste fuera por el hotelazo en que se va a alojar o la mariscada que se va a pegar el Papa. No, miren, el coste es precisamente porque va a haber una afluencia masiva de personas para ver a Benedicto XVI. El coste es por la cobertura periodística, el coste es por la seguridad que se tiene que desplegar, el coste es porque cientos de miles de personas quieren ver al Papa en España.

Por lo tanto, lo que estamos discutiendo es si esos cientos de miles de personas que van a ver al Papa tienen los mismos derechos que los que van a ver un partido de fútbol al Bernabeu. Sigan el razonamiento: no importa que dentro del campo de fútbol encima les cobren una burrada de euros (que no son para cubrir los costes públicos del evento sino para beneficio privado de un club y sus estrellas) sino que los policías, las calles cortadas, la TVE y la RNE que cubren el evento la pagamos igualmente todos los españoles.

¿Qué se puede decir, además, de los eventos «culturales» españoles regados abundamente con dinero de todos y con nula aceptación de público? Pues que llevamos años sufragando películas, obras de teatro, performances y montajes para engorde de ciertos empresarios de la neoprogresía y figuras de la neoprogresía sin que haya beneficiado en nada a la sociedad y sin que se oiga ni un suspiro de queja desde ciertos sectores. El dinero público no es de nadie, ya se sabe.

Por lo tanto, quejas hipócritas e injustas. Cuando cada concierto, cada partido de fútbol, cada mitin político, cada manifestación se organice pagando los gastos de seguridad entre los fieles de ese grupo, me tomaré en serio las quejas sobre el coste de la visita del Papa.

Actualización:
Mediapro se lucra con la visita del Papa a España