El Rabino Jacob Neusner y  su esposa fueron recibidos hoy por el Papa Benedicto XVI en el Vaticano. No busquéis la noticia en los medios españoles. Aunque ayer destacaran las ausencias en la visita del Papa a la sinagoga de Roma, hoy no están por informar de la visita de un famoso Rabino al Papa. «Framing», le llaman.

Neusner y Benedicto XVI tuvieron en principio una relación que podíamos calificar de «académica».  Neusner escribió en 1993 un libro, «Un rabino habla con Jesús», que fue ampliamente citado por Ratzinger en su libro «Jesús de Nazaret». Neusner ha escrito o editado más de 900 libros, es un reputado académico en los EEUU, ha estudiado en Harvard y Columbia, en la actualidad da clase en Bard College, es miembro de Princeton y Clare Hall, Cambridge.

Neusner, desde la ortodoxia judía, se pone en el lugar de un rabino contemporáneo a Jesús e intenta dialogar con él desde lo que el evangelista Mateo relata sobre sus enseñanas. Leí el libro en español, creo que en el verano de 2008, y me sorprendió la sinceridad del rabino que, fascinado por las enseñanzas de Cristo acaba por rechazar su magisterio, ya que reconoce que Jesús se muestra inequívocamente como Dios, algo que el rabino no puede admitir. Como ya se había publicado el libro «Jesús de Nazaret», en la versión española se incluía una respuesta de Neusner a las afirmaciones del Papa. Todo ello en un ambiente de extraordinario respeto mutuo y afán por desentrañar la verdad.

Ratzinger se apoya en el profundo y amplio conocimiento que Neusner tiene sobre el judaísmo, sus textos y sus enseñanzas, para avalar la creencia cristiana de que Jesús no era un profeta más o un hombre bueno más. Quien lea los evangelios ha de pensar que, o bien Jesús era efectivamente Dios y por eso podía reinterpretar la Torah, cambiarla; o bien Jesús estaba profundamente equivocado sobre sí mismo. Nunca se podrá separar a Jesús de su propia convicción de ser Dios encarnado.

Hoy han estado juntos, supongo que por el interés mutuo de conocerse y conversar. Ojalá todos tuviéramos esa misma actitud de acercamiento mutuo y respeto, desde la discrepancia.