Opinión. Carta de solidaridad con la COPE

Cartas como ésta hacen más por la convivencia que posturas tibias de sí pero no, que es lo que estamos viendo entre las gentes de izquierda de la blogosfera. Ayer dije que no se debe exagerar, porque no creo que nadie dentro de la Cope pasara ayer miedo por tener a unos payasos encadenados a su puerta. Esos gestos de victimismo o los desactivan cartas como ésta de Hermann Terstch, desde la discrepancia y desde la izquierda, o desde el lado de la Cope y la derecha no hay nada que hacer salvo calmarse y no alzar más el nivel de enfrentamiento. Lo más grave que ha ido pasando estas semanas es el nivel de intolerancia al que se ha llegado desde la izquierda al admitir que un organismo administrativo puede cerrar unas emisoras porque no les gusta lo que dicen.

Los indocumentados que pueblan tanto foro y tanto blog se acuerdan del cierre de Egunkaria. Han sido tan manipulados por sus propios medios de comunicación que se creyeron lo que les dijeron entonces, que cerraban Egunkaria por sus opiniones. Egunkaria lo cerraron por colaborar con una banda asesina, con colaboración probada mediante la financiación, la elección de objetivos para atentados, la justificación de los atentados. No por sus opiniones sino por sus hechos, no por ser un medio de comunicación sino una tapadera de una banda terrorista. Porque sus trabajadores no sólo repartían periódicos o imprimían periódicos, escribían columnas o noticias. Porque desde esa tapadera y simultáneamente a esa actividad preparaban atentados, vigilaban a ciudadanos inocentes, daban cobertura y financiación a los asesinos.

Menos mal que hay gente que desde la izquierda mantiene un alto grado de salud moral y es capaz de darse cuenta de que los crispadores, los violentos y los que tienen poder están de su lado y que les corresponde a ellos, desde la izquierda, decirles que lo están haciendo mal y que están llevando a España a un deterioro democrático de difícil solución.

A ver si aprenden tantos opinadores de la izquierda a distinguir lo que es la discrepancia de la demonización, lo que es la normal divergencia de lo que es la negación de existencia democrática a media España. A ver si dejamos de firmar pactos de Tinell todos los días con los más radicales de la izquierda con tal de no dar la mano a la derecha.

El rápido deterioro del clima político español puede tener muchos culpables. Pero el acoso a sedes y domicilios de miembros de partidos democráticos y a medios de comunicación, su máxima y peor expresión hasta el momento, es de un tiempo a esta parte práctica exclusiva pero cada vez más frecuente, abierta y obscena de grupos ultranacionalistas vascos y catalanes, muchos de ellos con vínculos políticos institucionales o no con el partido del Gobierno de España. Supone una depravación intolerable de la vida democrática que hace recordar tanto el acoso de los Camisas Pardas (miembros del Partido Nazi alemán) a los medios democráticos alemanes y austriacos en los primeros años del nacionalsocialismo como a las agresiones de que fueron objeto los medios democráticos por parte de los ultranacionalistas en los Balcanes antes y durante la década de los noventa.

Como ciudadano y periodista español me solidarizo por ello con todos los periodistas de la COPE y de aquellos medios y miembros de partidos políticos democráticos que se sientan amenazados y me uno a la demanda al Gobierno de España para que condene y combata con firmeza estas actitudes y conductas así como todas aquellas que desde instituciones, partidos políticos o individuos intenten mermar la libertad de expresión e información en Cataluña, País Vasco o cualquier otro rincón de España.

Hermann Tertsch Del Valle- Lersundi

Actualización 23 de marzo de 2007

Moreno despide a Hermann Tertsch