Los cristales de la libertad – Opinion_Colaboraciones – Opinion – ABC.es

En este clima ofuscado de intransigencia se está produciendo un desplazamiento tramposo de responsabilidades con el que el poder utiliza al periodismo como carne de cañón para su batalla sectaria. De la conversión del debate en espectáculo hemos pasado a un discurso consignista y simplón que consagra el fraccionalismo ideológico, trivializa el contraste y condena la disidencia. La política identifica opinión con militancia porque tiene miedo a las palabras libres y está cómoda en una alineación facciosa de bloques que fagocita la reflexión autónoma y vuelve sospechoso cualquier atisbo de independencia de criterio. Es peligroso circular por medio de la calle; desde las aceras disparan miradas de encono. Y a veces, por fortuna todavía sólo a veces, se puede escapar un mal golpe de esos que hacen menos daño en los huesos que en el alma.

Yo no sé si a Tertsch le pegaron por sus opiniones o porque pasaba por allí. No lo sé yo ni lo sabe nadie, excepto el energúmeno que le dio una patada en la espalda y le rompió varias costillas.

Por eso, es penoso ver como unos y otros olvidan el dato único que sabemos: que una persona ha sido agredida gravemente en la calle en Madrid y por la espalda. Que encima de su agresión tenga que aguantar puñaladas traperas de personajes zafios de segunda clase – periodistas se dicen – que encima ponen en duda la agresión, la comprenden, la «contextualizan», la ríen a hurtadillas… da la medida exacta de la miseria moral que se ha instalado en este país. Políticos y periodistas, en culpable connivencia.

En 2005 se solidarizó con la Cope por el acoso que sufría, especialmente en Cataluña.

En 2007 le despidieron de El País por ir a una tertulia en Telemadrid:

El periodista Hermann Tertsch, uno de los profesionales más relevantes de El País, deja el periódico de Miguel Yuste. Y lo hace por una razón muy simple. La dirección del periódico, espoleada por Jesús Polanco, le conminó hace unos días a que eligiera entre el diario y el programa Madrid Opina, dirigido por Ernesto Sáenz de Buruaga, en el que Tertsch aparece de forma esporádica.

“O abandonas Telemadrid o dejas de trabajar con nosotros”, le dijo la dirección del periódico. El periodista, muy critico con la política exterior del Gobierno y, más en concreto, con la estrategia antiterrorista, optó por negociar el finiquito. Otras fuentes aseguran que ni siquiera se le ofreció esa oportunidad. Se trataría, por lo tanto, de un despido puro y duro.

Tertsch no gusta a los ambientes políticos y periodísticos neoprogresistas, pero eso no debería impedir la solidaridad humana más básica. Y si la impide, simplemente es otra constatación más de que el «buenismo» es en el fondo la piel de cordero de una crueldad inhumana.

Actualización 12 de dieciembre de 2009:

Hoy Ignacio Ruiz Quintano abunda en el tema:

Para un Alto Representante de Internet Ante el Gobierno de Zapatero, lo escandaloso del caso Tertsch no es la patada, sino la Sanidad de Madrid, que es de derechas y no diagnosticó bien las lesiones. Bueno, esto es lo que se llama un análisis marxista de la realidad, que le habrá valido a su autor el título de Gramsci para niños y un puñado de corticoles.
-¡Pues no hay dos sin Terstch!
Es el dicho de bareto que, entre chanzas, me cae a los pies, y que, con un pateo de «folha seca», lanzo a los chuchos de Roures como taba.
La crisis ha terminado.
Actualización 13 de diciembre de 2009
Hoy hacen una entrevista a Tertsch en el ABC. Desmiente que no haya presentado denuncia, un bulo que se difundió desde los medios y algunos blogs, por supuesto del área neoprogresista.
Un dolorido Hermann Tertsch explica que «la denuncia está hecha y la brigada de información está trabajando en ello. La policía judicial ya tiene testigos del incidente que se produjo dentro del local y a los que se está tomando declaración. Ayer (por el viernes) supe que las pesquisas van por buen camino». «No sé si se localizará al culpable. Lo que quiero es que se aclare lo que sucedió ya que lo que más me duele es que se dude de lo que ha pasado», señala.
El columnista de ABC y director y presentador de «Diario de la noche», de Telemadrid, no quiere vincular lo ocurrido con el polémico vídeo emitido en el programa que dirige el Gran Woyming, en el que era calificado reiteradamenter como asesino, según las propias palabras de Tertsch. «A mí me han insultado antes de ese programa y después. Me han llegado a llamar hasta judío nazi, lo que demuestra la tensión de odio que hay últimamente en este país».
Insiste en que «espero que se aclare este asunto. La querella contra «El intermedio» está en marcha . Y por otra vía diferente, se investiga la agresión de la que fui objeto el lunes pasado por la noche».
«Estoy mejor», responde Hermann Terstch cuando se le pregunta por cómo se siente. Son las primeras declaraciones del periodista tras la agresión desde la cama del hospital madrileño donde se recupera. «Estoy bien y espero recuperarme lo más pronto posible», reitera el periodista. Terstch quiere agradecer «la inmensa cantidad de mensajes de apoyo, flores, cartas, etcétera, que he recibido de todo el mundo interesándose por mi estado de salud».