Julian dejo todo por los pobres
Julián dejó todo por los pobres | elmundo.es

Uno de los fallecidos en el tren que iba de Galicia al País Vasco es éste, Julián, un hombre que hace años, haciendo el Camino de Santiago, decidió dejar el Audi y los chalés para irse de voluntario a Calcuta, con la Madre Teresa.

Decía hace años en El Mundo:

«Aquí aprendes a valorar la vida, a modificar la escala de valores occidental, a entender el sentido de la caridad, de la generosidad. Se habla mucho de los pobres, pero nadie habla con ellos. Y son los pobres quienes me han enseñado el sentido de este trabajo humanitario: te dan más de lo que tienen, te quieren, te transmiten unas sensaciones humanas que no he percibido fuera de aquí».

Julián Campo menosprecia el historial de las enfermedades propias, incluso trata de desdibujar el mérito implícito en tres años consecutivos de entrega. Se levanta a las cinco de la mañana, asiste a la misa voluntaria de las seis, atiende personalmente a una familia que ha adoptado en la calle, dedica 12 horas a los moribundos, friega, lava, cura, extirpa gusanos, pone inyecciones, espanta a las ratas, corta el pelo, juega con los niños…

«No tuve el valor de marcharme cuando vine a Calcuta. Fueron los peores cinco días de mi vida. Me preguntaba si era necesario tanto dolor, si hacía falta llevar los extremos de la miseria a unas experiencias tan horrendas. Me ayudaron a salir adelante un sacerdote español y otro voluntario de Barcelona. Después, superado el trauma inicial, me di cuenta de que las dudas palidecían con el ejemplo impresionante de las hermanas, o con su rostro feliz e iluminado. Esta es la verdadera fe». Habla Julián Campo, el socio del Atleti, el coleccionista de corbatas caras, o el agitador más popular de Burgos. Muchos aficionados a los toros recuerdan su imagen oronda y afable en el itinerario ritual de Antoñete, pero ignoran que ha decidido retirarse a un pequeño hostal de Calcuta para seguir el ejemplo de la Madre Teresa.

Seguro que descansa en paz.