Nuestros lectores del otro lado del océano tienen variadas
situaciones en cuanto se refiere a las telecomunicaciones. En Europa el
modelo histórico general ha sido de empresas estatales de telefonía
(British Telecom, Deutsche Telekom, Telefónica, France Telecom, etc.)
que disfrutaban el monopolio de las conexiones

Hace unos años, la Unión Europea impulsó una política de
liberalización del mercado. Se trataba de que entrara la competencia en
este campo. Primero fueron las llamadas internacionales, luego las
nacionales y provinciales. Ahora le toca el turno a las llamadas
locales, último bastión del poder de los monopolios y madre del
cordero. ¿Por qué? Porque las llamadas locales son también las llamadas
al nodo de conexión de Internet.

Ya no se trata sólo de que las otras compañías, además de las
operadoras dominantes, den el servicio de llamadas sino tener acceso a
lo que se llama el bucle local (local loop), la llamada milla de oro
porque es el último tramo de cable para entrar en las casas, los miles
de kilómetros de cables que conectan a cada casa con teléfono. En
teoría las empresas tendrían que haber entrado en competencia en España
y en diciembre del 2001 tener acceso al bucle local. La realidad es que
Telefónica tiene más del 90 por ciento de la cuota de mercado y las
otras operadoras no dan muestras de querer invertir en dar acceso
alternativo. De modo que tenemos una bonita liberalización sobre el
papel pero en la realidad no existe.

Para terminar de rizar el rizo, el New York Times publica que
British Telecom ha desechado una oferta de 11.400 millones de dólares
para comprar su acceso local en Gran Bretaña. La oferta vení­a de una
compañí­a norteamericana. Si el río suena, agua lleva. Se ha desechado
la oferta pero lo sorprendente es este giro nuevo de la situación:
podríamos pasar de un bucle local público y monopolístico a un bucle
local en manos de una empresa privada ajena a Europa. Tengamos en
cuenta la importancia que el acceso telefónico tiene para un país, es
como si pasamos a manos de una potencia extranjera nuestras autopistas
o nuestras vías del tren. Desde luego es novedoso y no deja de ser
sorprendente. Será interesante ver qué giro toma el asunto.