Sospecho que debemos abrir mucho más a la vida las ventanas de
nuestras redacciones. Volver a salir de verdad a la calle. Dejar la
confortabilidad del nido, el aire acondicionado, los ordenadores de
última generación, las reuniones eternas, los comunicados de prensa,
las ruedas de prensa, y salir a la calle al encuentro de la rica,
variada, e imaginativa realidad. Y abandonar de paso ese pensamiento,
cómodo y simple, de que la sociedad es igual que nosotros, cree,
piensa, siente y padece como nosotros.
Un párrafo precioso de la entrevista, en la que Carlos Soria, uno de
los grandes brujos de la tribu periodística, desgrana parte de los
problemas y soluciones de este periodismo nuestro.
Efectivamente, el periodista está a veces tan lejos de la gente que
es un extraterrestre y sus historias sólo le interesan a los otros
periodistas. Muchos columnistas, de hecho, escriben en clave para que
les entiendan otros columnistas, lo cual es el colmo del divismo.
Otro apunte inteligente de Carlos Soria y que no parece aplicarse en España: Serán
especialmente rentables los periódicos que dejen de vivir en la cultura
de la abundancia y recorten drásticamente sus costos. Unos recortes que
han de darse especialmente y sobre todo fuera de la Redacción y del
presupuesto redaccional. El camino de seguir recortando los costes de
Redacción puede ser, en muchos casos, simplemente suicida.
Pagar mal a los periodistas, usarlos simplemente de chicos de los
recados, repetir las mismas noticias que todos repiten, alejarse de lo
que le interesa al ciudadano son algunos de los fallos. Tienen mucha
tela que cortar en los medios españoles.
