Por lo visto, ayer pusieron una botella de gasolina con pólvora y una mecha al lado del camerino de Leo Bassi, un cómico que está interpretando su propia obra, llamada Revelación, en el Teatro Alfil de Madrid. La obra, por lo visto, es irreverente hacia el cristianismo (amplio bostezo) pero alguien ha sido tan imbécil y desalmado que le ha puesto un artefacto explosivo al lado que hubiera podido quemar el teatro, causar muertes.

En El País le hacen una entrevista digital a Leo Bassi. La verdad es que la imagen que destila es la de un perfecto pedante, pagado de sí mismo. Entre otras cosas dice lo siguiente:

P. El único problema que le veo a su obra es que sólo se puede ver de momento en Madrid. ¿Hará una gira por provincias?
R. Sí. Además con todas las polémicas me están saliendo muchos bolos. Aguantad un poco que iremos al resto de España.

P. Hola, me gustaría saber qué intención tiene con sus espectáculos? Gracias
R. Hacer perder la fe al público. Yo soy un fundamentalista laico y hago proselitismo, que es mi derecho constitucional y mi derecho humano y mi deber con mis ideales. Los monoteístas no tienen ningún problema en afirmar que hacen proselitismo. Yo soy una congregación que tiene sólo una persona, puedes ir a ver cuántas tienen en el Opus Dei o en los Legionarios de Cristo. Soy un «Opus Dei del laicismo» con la misma fuerza de convicción.

P. Creo no equivocarme al afirmar que la intelectualidad tiende al ateismo o al menos al agnosticimo escéptico. ¿Será que los dogmas entran mejor si se piensa poco?.
R. Suscribo totalmente tu punto de vista. Es el famoso mito del árbol de la sabiduría. Por el monoteísmo los que han comido del árbol de la sabiduría son ya pecadores.