El Partido Popular ha vuelto a ganar las elecciones y tras la nueva victoria por mayoría absoluta se han encadenado los análisis.

Algunos olvidan que esta perpetuación del PP en el poder en Galicia también se produjo en España durante 14 años con el PSOE. En Andalucía ese partido lleva en el poder desde que hay Estatuto de Autonomía. En el País Vasco y en Cataluña los partidos nacionalistas de los lugares tampoco han salido del poder desde el inicio de los gobiernos autonómicos. O sea, que parece que esta propensión a instalarse en el poder y no moverse es bastante general en España. Lo señaló José Luis Barreiro en La Voz de Galicia. No pensemos que esto tiene nada que ver con una especie de destino de Galicia. Es propio del sistema político que nos hemos dado.

Desde aquí nos atrevemos a concretar dos rasgos que propician la instalación en el poder de los partidos.

En primer lugar tenemos unos partidos políticos con unas amplísimas estructuras, con inmuebles y empleados en muchos municipios, con una maquinaria de propaganda cara. Estas amplias estructuras demandan ingresos millonarios, ingresos millonarios que sólo se aseguran en la medida en que el partido político determinado «toca» poder, bien sea por las subvenciones por votos o por otros métodos menos transparentes. Evidentemente eliminamos el capítulo de pago de cuotas de militantes porque nos da la risa. Esto provoca que cualquier opción política que no alcance a gobernar al menos unos cuantos ayuntamientos, pronto desaparecerá del mapa por inanición. En eso Fraga tiene razón, la oposición desgasta mucho más que el gobierno. Una vez que se «toca» poder, hay que agarrarlo con uñas y dientes, porque perderlo es correr un serio peligro de caer en las tinieblas exteriores, es decir, en pasar a la representatividad testimonial y a la defunción. Esquerda de Galicia lo sabe. De modo que tal como está montado el tinglado, perpetuarse en el poder es casi cuestión de supervivencia.

En segundo lugar tenemos una ciudadanía poco informada. Si ustedes repasan los grandes medios de información españoles se darán cuenta de que salvo unas cuantas excepciones testimoniales, los medios se alinean entre los proclives al PSOE y los proclives al PP. Los medios de comunicación de titularidad pública son en realidad correa de transmisión de los gobiernos de turno. Los debates y las confrontaciones de ideas están absolutamente eliminados de la vida social española, de modo que no hay ningún modo de contrastar las propuestas de los diferentes partidos políticos. Esto provoca una profunda frustración entre los políticos que no se pliegan al sistema y una atonía general de la opinión pública. Falta el espíritu crítico de una sociedad informada y los políticos se adaptan a la audiencia, ya que parece premiarse a aquel político que es capaz de decir más simplezas de forma más convincente.

Podíamos seguir añadiendo notas sobre la situación de la democracia en España para explicar por qué es tan difícil la alternancia política, pero nos llevaría unos cuantos capítulos. Todos esos factores al fin y al cabo remiten a una solución, pero es una solución a medio plazo: la educación cívica. En la medida en que los ciudadanos tomen las riendas de su destino y se apliquen a leer los programas electorales, castigar a los políticos «facilones», exigir explicaciones y debates, en la medida en que estén dispuestos a informarse, a estudiar sus leyes, a no dejarse manipular, en ese medida tendremos unos políticos presentables y exigentes consigo mismos. Mientras, será más de lo mismo aunque cambien las caras, las siglas o los gobiernos. Internet puede ayudar pero tampoco va a ser la panacea. Depende de nosotros mismos, de eso va la democracia.