Parece ser que Alberto Ruiz Gallardón «necesita» arrancar los árboles centenarios del eje Recoletos-El Prado para remodelar el espacio. Dice que luego va a plantar más. La gente no está de acuerdo, la gente quiere sus árboles con su sombra, su luz tamizada, sus troncos, su paisaje. El árbol protege, es una de las criaturas más hermosas. Personalmente me encanta abrazar árboles, son un deseo de ser vistos, y entiendo perfectamente que haya «bárboles» que pastoreen a estas criaturas tan indefensas.

El caso es que hoy, leyendo a Trías Sagnier, que escribe sobre las raíces de Europa me he acordado de los árboles. También hay políticos que «necesitan» arrancar la historia del continente para plantar otras cosas. Me produce todavía más inquietud este afán de eliminar estos brotes de la sabiduría, de la cultura, de la fe. Es terrible que iluminados que hoy están y mañana no, se atrevan a reventar la tierra para removernos de nuestras raíces.

Los árboles de la cultura europea ¿tendrán tantos defensores?