No sé si os lo creeis o no, terroristas y quienes les ayudáis y les prestáis apoyo; pero iréis al infierno. No podéis derramar la sangre inocente sin que caiga sobre vosotros la misma mirada que cayó sobre Caí­n: ¿Qué has hecho? La sangre de tu hermano me está gritando desde la tierra. Por eso te maldice esa tierra que ha abierto sus fauces para recibir de tus manos la sangre de tu hermano. Aunque trabajes la tierra, no volverá a darte su fecundidad. Andarás errante y perdido por el mundo.

Malditos seais.