Web Mariano Rajoy

Bueno, después de la diversión que supuso hablar de las armas de destrucción masiva (diversión en su significado de apartar, desviar, alejar) vuelvo a uno de los temas de este blog: los políticos y su extraña relación con la Red.

El sitio web de Mariano Rajoy es como las flores: sólo sale por primavera, es decir, por las elecciones. ¿Se acuerdan de la página personal de Aznar? Bueno, pues no pinchen porque ya no existe y hace años que no existe: su entusiasmo por las nuevas tecnologías es perfectamente descriptible.

El web de Mariano es en flash todo él y en la parte de arriba los videntes podemos observar un muñequito indicando un invidente lo cual enlaza en una versión sólo texto -como si los invidentes fueran los únicos con problemas para acceder a este web-, pero los programas de invidentes no serán capaces de captar el muñequito, de forma que es absolutamente inaccesible para ellos. Señores políticos: OLVÍDENSE DEL FLASH, y sí, estoy gritando.

Los diseñadores han ignorado cualquier criterio de usabilidad y la persona que visite este web fácilmente perderá los nervios: el puñetero menú no hace más que moverse, hincharse; las fotos suben y bajan ocultando el texto, una banda inferior de fotos va de derecha a izquierda pugnando por impedirnos la lectura, para poder ver el web completo hay que ponerla a pantalla completa…

Como los que han hecho este web se creen que esto de Internet es como hacer folletos pero en movimiento, el lenguaje es el de siempre: marketing, vacío, pocos datos, mucho humo.

Encontré un enlace en el que decía «opina» y pinché ilusionada. Es un formulario para que les envíes tu opinión aunque luego no se puede leer en ningún sitio visible. En otro sitio hay otro enlace en el que dice «participa» (qué mandones) y dice que son opiniones para el libro de visitas y mira, sí, éstas las publican. ¿Por qué duplican?

El programa electoral aún no está, puesto que hasta el 15 de febrero no lo van a presentar.

O sea, estamos como hace 6 años, más o menos: no se han enterado de nada. La vida sigue igual.