«Like a horde of hungry ticks you have stuck to the tail of
the Hermitage lion to the end of his life, and you are still sticking
to it, and drawing a loathsome sustance from it, after he is dead».
Abraham Lincoln, 1847

Corría el año 1847 y Abraham Lincoln era un congresista de 38 años
que hablaba ante sus compañeros de Cámara. Les echaba en cara a sus
oponentes, los demócratas, el estar permanente «colgados» de la
candidatura de Andrew Jackson, como una horda de parásitos pegados a la
cola de un león hasta que éste muere. Y, cómo incluso después de
muerto, sacaban de él todo cuánto podían, por nauseabundo que fuera.

Manuel Fraga está vivo y parece que lleno de salud, de lo cual nos
alegramos. Pero es triste que un paí­s esté pendiente de un mismo
lí­der durante tantos años, casi 15, si completa su cuarto mandato. Lo
sentimos por nosotros, por tener que limitar nuestras aspiraciones,
ideas e ilusiones a una misma persona durante tanto tiempo. Lo sentimos
también porque esa horda de parásitos a su alrededor no trabajan para
nosotros sino para sí­ mismos, pegados al viejo león hasta que no quede
una gota de sangre en sus venas.

Lo sentimos por Galicia, porque no hay una persona en el mundo
capacitada para mantener durante muchos años la ilusión, las ideas y la
iniciativa para impulsar el desarrollo de una sociedad. Sólo hay que
contemplar la absoluta falta de ideas emanada de la Xunta durante los
últimos años. Se limitan a hablar de la autoví­a de unión con Madrid y
del tren de velocidad alta (no confundir con la alta velocidad).

Sentimos que se vuelva a presentar a las elecciones y que el partido
polí­tico más importante de Galicia no cuente con nadie capaz de
aglutinar al resto de los parásitos, perdón, de los dirigentes, a su
alrededor.

Lo sentimos también por Manuel Fraga que hubiera dejado un recuerdo
respetuoso y hasta admirable si hubiera cumplido el primer mandato y se
hubiera retirado a su vida privada, a escribir sus memorias o a
asesorar a los nuevos valores en polí­tica.

Y sentimos también una profunda amargura al contemplar que frente a
la falta de ideas de Fraga y su entorno no hay hoy en Galicia ningún
partido que esté fresco, lleno de proyectos y de ilusión para pilotar a
este país tan necesitado de ilusión y de juventud