Zapatero, el CGPJ y el cinismo de El País (de papel)
He tenido diversas conversaciones con Duran i Lleida de UDC y presidente del grupo de CiU en el Congreso, y también con los máximos responsables de Convergencia Democrática sobre este tema (ENLACE). La cuestión siempre ha sido la misma, y esto es lo que se votaba ayer el Consejo: si la ley se ajustaba o no a la Constitución, no si los miembros del Consejo eran favorables o no al aborto. El voto de Dívar, el Presidente del Consejo, es, en este sentido, igual que la abstención de Ramón Camp, que fue la determinante, porque todo lo otro era conocido, me consta, desde hace semanas. El Gobierno ha hecho una presión desmesurada sobre CiU y sobre Duran Lleida para que votaran a favor. Seguramente esto ha conllevado la abstención, porque de no ser así incluso era probable el voto en contra. Hasta el mismo miércoles, el Ministro de Justicia perseguía con llamadas telefónicas a Duran i Lleida para hacerles cambiar el voto. No lo consiguieron pero les sale más barato políticamente apuntar contra Dívar, porque no es momento de buscarse conflictos con el tercer grupo de la Cámara en un momento en que le cuesta tanto a Zapatero obtener mayorías necesarias. Se debe conformar con la bofetada, y a esperar tiempos mejores.El caso del PNV he de decir que su actitud me resulta particularmente criticable, y puedo decirlo con una cierta autoridad moral y con objetividad porque en otras muchas ocasiones he defendido a este partido, algo que no resulta precisamente popular. El PNV ha asumido la defensa de la posición del Gobierno de una manera total y absoluta. Lo que ha sucedido en el CGPJ es sólo el prólogo de lo que va a hacer en el Parlamento, hasta el extremo de que por primera vez la ejecutiva presidida por Urkullu va a prohibir el ejercicio de la libertad de voto sobre el tema del aborto, como venía siendo tradicional en cuestiones de esta naturaleza. Van a votar en bloque por instrucción del partido, si las reacciones sociales en el País Vasco no hacen alterar esta decisión estratégica, que naturalmente tiene un precio. A cambio se aseguran que el Partido Socialista Vasco no apoye el proyecto del PP de desbancarles de la presidencia de la Diputación foral de Álava. Cambian principios por poder económico. Por eso digo que me parece una actitud especialmente censurable, y seguramente el calificativo peca de amable.