PSOE: … donde nadie se atreve a levantar la voz · ELPAÍS.com
Es cierto que las reuniones de las comisiones ejecutivas del PSOE en la etapa de Felipe González duraban varias horas y que las que preside Zapatero apenas llegan a los 60 minutos, pero la explicación de tal reducción en el debate no es que Felipe fuera muy demócrata y Zapatero muy autoritario; la explicación es que los que acompañábamos a Felipe le discutíamos hasta la saciedad sus propuestas y defendíamos con uñas y dientes las nuestras, mientras que, ahora, véanse las reuniones del Comité Federal del PSOE: todo son elogios y aplausos.
En tiempos anteriores, en el PSOE estaba prohibido hablar bien de la Comisión Ejecutiva Federal cuando se trataba de examinar la gestión de la dirección socialista; ahora eso ha cambiado y lo que se oye son elogios totales o parciales, pero no he percibido nunca que Rodríguez Zapatero pretenda prohibir o molestarse por la crítica libre y democrática.
Zapatero es un dirigente socialista que se ganó su puesto con ahínco y decisión; sabía que no era imposible ser secretario general del PSOE y lo intentó. Me temo que, de ahí para abajo, las figuras que han ido surgiendo, en distintos ámbitos de responsabilidad, no siguieron el camino de Zapatero, sino que creen que deben su puesto a la voluntad de Zapatero, lo que anula o difumina su capacidad para ser libres y aportar visiones personales a la difícil tarea de gobernar un país desde la perspectiva socialista. No dudo de que la actual generación de socialistas tenga grabada, a sangre y fuego, la ideología socialdemócrata, pero, por lo que se ve, existe mucha ideología y apenas ninguna idea que permita al líder medirse y medir sus propias iniciativas que, hasta ahora, son las únicas que conocemos. No estamos, pues, ante el problema de rescatar o no a la generación anterior de socialistas, estamos ante el dilema de saber si la generación que la sucedió decide asumir su responsabilidad o queda como una generación perdida y silenciosa.
Estas palabras van firmadas por Juan Carlos Rodríguez Ibarra y las publica hoy El País como tribuna.
Estuve viendo durante un rato el discurso de hoy de Zapatero al Comité Federal del Partido. El único que mantenía una cara acorde a la situación era Rubalcaba. Leire Pajín, justo detrás de ZP se reía a ratos con José Blanco. Un sujeto que no reconozco, en segunda fila, se partía de risa con otra señora. En fin, gente feliz que vive en una burbuja de bienestar mientras el país se despeña.
A ratitos, aplausos cuando el líder daba un mensajito algo inteligible.
Antes de entrar, Blanco había declarado: el PSOE «es un partido sólido, en torno a un proyecto político modernizador, de reformas y de avances sociales» para el país. Un partido «muy cohesionado en torno a un proyecto, a un liderazgo, y muy respaldado por los ciudadanos españoles», ha enfatizado. Y enfrente, ha añadido, «lo único que hay es la desesperación de Rajoy, que después de haber perdido dos elecciones tiene demasiada prisa en perder las terceras».
Actualización:
Juan Carlos Escudier: No es que el poder haya transformado a Zapatero; es que siempre ha sido así.