Juan G. Bedoya, autor de este artículo en El País, se va conteniendo en la noticia, refleja lo que la Conferencia Episcopal declara sobre la producción industrial de embriones, pero luego, parece no saber reprimirse y los párrafos finales son demagógicos, falaces y manipuladores.
Lo que el Gobierno español quiere aprobar es tan próximo a una concepción esclavista (personas cuya razón de vivir es servir a otras) que causa auténticos escalofríos. No hace muchos años, nadie hubiera admitido que se puedieran clonar seres humanos. Hoy tenemos la piel tan sumamente encallecida que todo esto nos parece normal e incluso muy deseable.