La vida democrática de una sociedad no consiste en depositar un voto cada cuatro años en una urna y que los políticos lleven las riendas de nuestro destino. Bien se pudo comprobar, en la legislatura anterior, cuando el gobierno apoyado en la mayoría absoluta vio que su política era contestada desde la calle.
Espero que ahora, los mismos que aprobaron las manifestaciones contra la guerra, contra la gestión del Prestige, contra la ley de educación, vean esta próxima manifestación como un sano ejercicio de discrepancia, de presión legítima sobre la voluntad del legislador, de rebelión ante la falta de diálogo del ejecutivo Zapatero.
Enhorabuena a los organizadores y les deseo el mayor de los éxitos en participación.