Durante la inauguración de centro, el presidente del Gobierno ha defendido la investigación con células madre humanas garantizando el rigor ético. Y ha rechazado que los «frenos artificiales» procedentes del ámbito de la conciencia personal se impongan colectivamente para impedir el progreso.
Ya me explicará Rodríguez, en un par de tardes, cómo se puede garantizar el rigor ético pisoteando la conciencia personal.
Es irritante, por otra parte, el mal empleo del lenguaje, no sé si por parte de Zapatero o del periodista de El Mundo. Nadie pone trabas a la investigación con células madre mientras no se mate a ningún ser humano, pero es que resulta que para obtener las células madre embrionarias se mata a los embriones. Y lo de trabas artificiales es chocante. Lo artificial es estar produciendo en laboratorios embriones para luego quitarles la vida, eso no tiene absolutamente nada de natural.
El jefe del Ejecutivo cree legítimas las consideraciones personales que pueda haber sobre la investigación con células madre, pero ha subrayado: «nada puede ser más moral que preservar la salud, curar la enfermedad, evitar el sufrimiento y el dolor».
Es decir, que no hay debate ni diálogo sobre esto. Se impone su punto de vista y punto pelota. En la mayoría de los países desarrollados se está debatiendo desde hace años y en comisiones éticas que reúnen a los expertos todas las cuestiones que atañen a la bioética, pero Rodríguez se ha hecho una idea fija sobre el tema y no necesita asesores ni comités. ¿Para qué?
Su director, el investigador valenciano afincado en Sevilla, Bernat Soria, lo ha definido como el centro de investigación «más potente» de España en terapia celular y medicina regenerativa. Al acto también asiste la ministra de Sanidad Elena Salgado, que la semana pasada presentó al Consejo de Ministros un informe sobre el anteproyecto de la futura Ley de Investigación Biomédica, que permitirá la clonación terapéutica o transferencia nuclear en España.
Ah, o sea, las embrionarias, primera vez que las menciona. Tiene gracia que le llamen centro de «medicina» cuando las células madre embrionarias no han curado jamás a nadie. Quizá le llamen medicina en el mismo sentido que Servatius, el abogado de Heichmann:
Servatius declaró al acusado inocente de las acusaciones que le imputaban responsabilidad en «la recogida de esqueletos, esterilizaciones, muertes por gas y parecidos asuntos médicos», y el juez Halevi le interrumpió: «Doctor Servatius, supongo que ha cometido usted un lapsus linguae al decir que las muertes por gas eran un asunto médico». A lo que Servatius replicó: «Era realmente un asunto médico puesto que fue dispuesto por médicos. Era una cuestión de matar. Y matar también es un asunto médico».
Actualización:
Dos grandes de la blogosfera se encargan de destacar también las insensateces del discurso.
Compostela: Fiskeo a naP
Scriptor JJG Noblejas: Zapatero, la investigación con células madre, la moral, la conciencia y demás: verborrea de contradicciones