Como ya dije por aquí hace unos días, la neoprogresía tiene pocas armas intelectuales, por lo cual es experta en marketing y a falta de argumentos recurre a la manipulación basta.

Ante la manifestación en favor de la familia la reacción ha sido disfrazarnos a los participantes -previamente- de mantilla ellas, de puro habano ellos, gomina y bigotillo facha. Acto seguido nos han plantado las gafas oscuras que Forges pone a los de derechas de toda la vida y nos han vinculado al nacionalcatolicismo.

Franco murió hace 30 años, yo tenía 11 de aquella (oh no, ya he dicho mi edad). Nunca he votado al PP, he asistido a todas las manifestaciones de Nunca Mais en Vigo y Santiago, he estado en contra de la guerra de Irak etc, etc pero, por alguna extraña razón, si asisto a esta manifestación, me convierto inmediatamente en un ser que vuelve del pasado, en una repugnante fascista.

Entonces, fascista es Lionel Jospin, es Tony Blair, es Clinton, es Mercedes Aroz, el Consejo de Estado, la Real Academia y tantas personas realmente progresistas que, con razonamientos, saben que la sociedad se fundamenta en que las familias sean estables y funcionen razonablemente bien. Que las parejas homosexuales no son matrimonios ya que como dice el Consejo de Estado, si lo son, el matrimonio sería irreconocible y, añado yo, si todo es matrimonio, nada es matrimonio. La regulación legal de realidades distintas debe de ser distinta si quiere ser justa.

La regulación que pretende el gobierno Zapatero es una completa rareza planetaria (o interplanetaria, según la ministra Pixie) y hacer creer a la gente que es la avanzada de los derechos humanos es simplemente irracional. Por ese camino, tienen «derecho» al matrimonio todos los adultos en grupos, parentescos y situaciones legales de cualquier cariz.

Por eso, ¡ya está bien de manipulación! Ya está bien de utilizar las series de televisión para deslizar mensajes ideológicos partidistas, ya está bien de que el diálogo y el debate se sustituyan por insultos, ridiculizaciones y amenazas. El gobierno, los medios de comunicación y los grupos de presión que le sostienen están utilizando sus peores armas. Será porque algo les escuece.

Actualización:

Federico Quevedo de El Confidencial dice que él también va a la manifamilia y que también está harto de que le tilden de facha. Prometo que no tenemos nada que ver, aunque nuestros pensamientos parecen coincidir.