Como por ahora es de pago, os pongo los pdf para que la podáis leer: Entrevista a Julián Herranz 1 y Entrevista a Julián Herranz 2.
Entresaco:
Lo que sucede en estos momentos en España se encuadra en lo que ha ocurrido en Europa en los últimos 70 años y es fruto del peso de dos ideologías, una de las cuales ha fracasado por completo y la otra está en proceso de revisión. La primera es la ideología totalitaria de la justicia sin libertad, ejercida por poderes absolutos y totalitarios tanto de izquierdas como de derechas que pretendían hacer al hombre más justo quitándole la libertad. Esta ideología ha fracasado, pero no sin antes conducir a Europa a tremendas tragedias que aún estamos pagando. Y la segunda es esta ideología libertaria, no liberal, de la libertad sin verdad, que está muy viva actualmente aunque sometida a un proceso de revisión por parte de numerosos jóvenes y de muchos intelectuales cristianos y no cristianos. Esta ideología libertaria ya ha pasado su momento de esplendor y en algunos sitios está en proceso de decadencia, aunque en España quizás no todavía.
La revolución del 68, que se puede sintetizar como un combinado de Marx, Freud y Marcuse, fue un cóctel tremendo que llevó a esa falaz afirmación de Prohibido prohibir. Una sentencia que implica que vale más lo subjetivo, la afirmación personal de mi libertad, el tratar de realizarme siguiendo mis instintos, mis pensamientos y mis deseos que la aceptación de unas normas objetivas y universales de carácter tanto religioso como cívico y familiar que surgen de la misma dignidad de la persona. Filosóficamente, el mayo del 68 introdujo el relativismo, el todo está permitido, el negar que existan unos valores y verdades de carácter universal que tienen un peso moral y que deben ser respetadas por las legislaciones positivas. Y, al mismo tiempo, empezaron a tomar cada vez más cuerpo los llamados nuevos derechos, que respondían al subjetivismo absoluto y que muchas veces transformaban deseos en derechos. Estos nuevos derechos con frecuencia son contrarios a los de la Declaración Universal de los Derechos del Hombre, promulgada por la ONU en 1948.
Es un error pensar que sólo la Iglesia se preocupa de estas cosas. Esta misma semana, en el Corriere della Sera apareció un artículo de Claudio Magris que recuerda como Norberto Bobbio, que era agnóstico, sostenía que la defensa de la vida era un privilegio que no se podía dejar sólo en manos de la Iglesia. En la sociedad civil hay cada vez más personas de izquierdas y de derechas que piensan que es necesario volver a darle al derecho la dignidad que ha tenido, cuando las leyes se hacían pensando en el bien común y no como resultado de una verdad pactada por intereses minoritarios o personales del político. No es la Iglesia sola: hay intelectuales, profesores de universidad, universitarios, católicos unos y otros no, de pensamiento liberal, respetuosos por tanto de la democracia, y que todos ellos tienen el deseo constructivo de recuperar la unión entre libertad y verdad. Además, es muy importante valorar los entes intermedios entre los políticos y el ciudadano, porque de lo contrario no se aprecian bien cosas como la manifestación del día 30 en Madrid.
P.- ¿Cómo interpreta usted aquella manifestación a favor de la familia cristiana promovida por la conferencia episcopal?
R.- La gente que fue a esa manifestación no lo hizo para oír a un obispo de derechas o a uno de izquierdas, o para manifestarse a favor de Zapatero o de Rajoy. Fue para hacer oír su voz, para significar la estima que ellos tienen y quieren que quienes gobiernen tengan también hacia una serie de valores alrededor de los cuales han construido su vida: la defensa de la vida humana, la defensa del matrimonio entendido como la unión entre un hombre y una mujer abierta a la fecundidad, la defensa de las familias que se basan sobre el matrimonio, el derecho de los padres a la educación de los hijos, que en la declaración Universal de los Derechos del hombre se dice que está por encima del Estado y que nadie puede imponer a los hijos una educación que no corresponda a los sentimientos religiosos y culturales de los padres… Éstos son los valores y verdades que defienden agrupaciones sociales de lo más variado. No es un problema de izquierdas o de derechas, los que asistieron a esa manifestación son el pueblo, la sociedad, gente que se manifestó a favor de y que pedía a quienes pueden hacer algo por ellos que lo hagan…
25/02/2008 a las 21:24
Una pena que el Cardenal Herranz intente dulcificar lo que no es dulcificable. El liberalismo es efectivamente la libertad sin verdad. Asi lo ha declarado en numerosas ocasiones el Magisterio de la Iglesia. ¿Porque tiene miedo el Cardenal Herranz a llamar las cosas por su nombre?
27/02/2008 a las 18:37
Me parece que habla bastante clarito y que no dulcifica nada: ¿qué más quieres que diga? No seamos más papistas que el Papa, por favor!
03/03/2008 a las 15:50
Montse,
El Cardenal Herranz dice:»Y la segunda es esta ideología libertaria, no liberal, de la libertad sin verdad».
A eso es lo que me refiero con no llamar a las cosas por su nombre, y a dulcificar lo que no es dulcificable.
El Magisterio de la Iglesia ha definido en múltiples ocasiones al liberalismo (no a eso que se inventa el Cardenal Herranz de «libertarianismo») como la libertad sin verdad.
No creo que eso sea ser más papista que el Papa. Y si siento que el Cardenal Herranz caiga víctima de lo politicamente correcto.
03/03/2008 a las 18:04
Yo no he escrito el comentario, Embajador.