El estreno de Cuatro con el informativo de Iñaki Gabilondo como plato fuerte fue desconcertante. La gente que me rodeaba -incondicionales de Prisa y de Gabilondo- trataban de quitarle hierro al asunto y, finalmente, ni vimos la entrevista con Esperanza Aguirre y Maragall. Parecía el informativo de una televisión local amateur.
Eternos segundos entre noticia y noticia, Iñaki que no sabía qué cara poner y que se confundía de nombres, el pinganillo que le distraía, la imposible improvisación en un informativo de una hora en el que él solo estaba al frente de todo el cotarro. Innovaciones desconcertantes: de repente hay una periodista en el plató que está allá al fondo en la pared de pie. Lo primero que se me ocurrió fue: ¿está castigada? Cambio de cámara ortopédico y nos explica una noticia más…
Iñaki está mayor y quizá un escenario de esos en los que la redacción está al fondo, en el que Iñaki puediera estar sin corbata o en mangas de camisa, más relajado, más desenfadado le podía haber hecho mucho bien. ¡Ah! y claramente ha sido una torpeza mayúscula haber pasado olímpicamente de la experiencia de CNN+.