El día del debate sobre el Plan Ibarretxe no tenía pensado postear nada en caliente, pero al escuchar por la radio las frases del discurso de Zapatero empecé a tomar nota de ellas en el ordenador y decidí seguir hasta el final.

Iba tomando nota de las frases que me chocaban porque en su política diaria hace lo contrario de lo que decía. En estos meses se ha mostrado tan reacio a escuchar y consensuar con la mitad de los españoles que sus frases de acuerdo y diálogo eran impactantes por su desfachatez.

A saber:

La soberanía nacional es plural

Un partido llega al Gobierno con mayoría simple, a un país con la conmoción reciente de un gran atentado con dimensiones internacionales, con frentes abiertos en la unidad nacional. Ante este panorama de peligros y retos, un presidente que creyera que la soberanía es plural porque la sociedad es plural procuraría crear puentes con el otro partido mayoritario y con la parte de la sociedad que no le va a dar problemas, para crear un frente amplio con el que poder dar respuesta a esos desafíos. Pues no, no va por ahí. Ha considerado mucho mejor enfrentarse diariamente al PP y emprender cambios sociales radicales para encrespar un poquito más a una sociedad bastante agotada.

Somos favorables a que el derecho de propuesta sea abierto

Veremos qué le parece la iniciativa legislativa popular que se va a presentar en las próximas semanas pidiendo que el matrimonio entre hombre y mujer sea el único legal en España. Ya intuimos qué le parece que 3.000.000 de firmas soliciten la permanencia de la clase de religión evaluable. No sabe, no contesta. ¿Les dará la misma relevancia que a la petición de un PNV que representa a menos de 421.000 votantes?

Todo poder es limitado

Me encanta que lo considere así de boquilla, lo malo es que en su ejercicio parece pensar que con él ha llegado la revolución.

Pretender enfrentar legitimidades es un juego falso

Pues es un juego al que juega todos los días el Gobierno. Juega con el CGPJ, juega con el sector de la enseñanza, juega con el Consejo de Estado, juega con los EEUU, juega con el PP, juega con las familias… juega a pegar patadas en las espinillas de una forma tan ridícula como frustrante.

Una votación cierra un debate, pero no lo resuelve. El debate sólo se resuelve con acuerdo

Maravillosa consigna que incumple todos los días. Impone la fuerza de sus votos ante medidas que no cuentan con respaldo social. No debate, sólo vota.

Si vivimos juntos, juntos debemos decidir

Pues no en lo que compete a la vida de todos los españoles. El gobierno de Zapatero prescinde a propósito y de forma voluntaria de la mitad del electorado, al que niega el pan y la sal.

Estuve pensando durante estos días que estas aparentes incoherencias son en realidad la expresión de su pensamiento más sincero. Está creando un nuevo consenso constitucional radical en el que la mitad de los españoles no caben. Está haciendo exactamente lo mismo que ha hecho Ibarretxe en el País Vasco. Confiando en que la educación, los medios de comunicación y la cultura subvencionada han hecho su labor de zapa durante estos años, pretende empezar de nuevo un proceso constituyente aunque no cuente con el apoyo de la mitad de la sociedad. La Constitución de 1978 se ha quedado pequeña para el PSOE de Zapatero, para ERC y para el PNV. Y esa es la nueva España que él quiere. Su ambigüedad calculada sobre Euskadi puede esconder un propósito más general: iniciar un proceso constituyente en el que haya reformas sobre los derechos fundamentales, los del Título I: la vida, la educación, derecho a la información, etc.

Su forma de actuar es inquietante. Repudia a la mitad de los ciudadanos, a la parte de España que no le gusta. Algo va a pasar o ya está pasando.