Un sujeto sospechoso de inductor de los 108 incidentes y actos violentos ocurridos durante la jornada de huelga convocada el pasado d�a 9 en el Pa�s Vasco y Navarra, un tal Otegi, se dirige riendo entre admiradores, aplausos y signos de victoria a comparecer en la Audiencia Nacional. Est� reci�n repuesto de una afecci�n pulmonar pero se le ve en plena forma.
C�ndido (sic) Conde-Pumpido ha dicho que espera a saber qu� dice en su comparecencia Otegi para hacer saber al pueblo espa�ol que le paga si va a pedir prisi�n o no para este mat�n de barrio tranquilo. Esperamos ansiosamente porque la desfachatez de Otegi es intolerable.
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Otegi se neg� a responder al fiscal pero �ste no pidi� prisi�n incondicional. Este estilo es el que va a utilizar ETA, que no se enga�en. Ojal� me equivoque pero me temo que el sector batasuno no quiere dar ninguna sensaci�n de haber sido derrotado, que van a llevar al extremo su chuler�a y van a escenificar la humillaci�n de Espa�a, si su presidente se deja. En un a�o hay elecciones municipales y para aquella habr�n logrado organizar otro partido nekane o habr�n lavado a Batasuna. Ya veremos qu� pasa cuando se vean con dinero, representaci�n p�blica, presencia en los medios de comunicaci�n y poder pol�tico.
Para los que no sepan c�mo funciona la Fiscal�a: al Fiscal General del Estado lo nombra el Gobierno y los fiscales tienen dependencia jer�rquica. Al contrario de los jueces, que no dependen jer�rquicamente de nadie, un fiscal depende de su superior que le puede ordenar tomar una posici�n u otra en un juicio. Normalmente, el fiscal es el que pide m�s rigor en el cumplimiento de la ley, el abogado defensor hace su papel y el juez equilibra la balanza. En esta ocasi�n, el fiscal fue tan blando que el juez tuvo que pedir m�s del doble de fianza que exig�a el fiscal.
Actualizaci�n 1 de abril
No ten�a ni idea del historial del etarra Otegi. Efectivamente particip� en acciones armadas, secuestros, tiros en las piernas y dem�s haza�as «valientes». Entre otros, intent� secuestrar a Gabriel Cisneros, quien en estos momentos debe sentirse absolutamente confundido. Que el tipo que intent� secuestrarte sea alabado por el presidente de tu Gobierno debe resultar dif�cilmente digerible.