ABC.es: opinion – firmas – La utopía civil de Zapatero

La Educación para la Ciudadanía que impone el Gobierno socialista a todos los niños españoles parte del concepto totalitario de que la verdad y lo bueno se establece desde el Estado.

El totalitarismo, como su nombre indica, da al Estado un papel de totalidad: el Estado es el Gran Leviatán que vela por las vidas de los ciudadanos y les provee de comida, vestido, vivienda, educación, cultura, sanidad, transporte, ideas, ética y felicidad. Como si «el Estado» no fuera -en su radical desnudez- una panda de tipos y tipas que van en busca de su interés.

El Estado liberal, ése que se llama vulgarmente democracia occidental, a lo que se dedica, la vocación que tiene es la de limitar su poder en favor de la sociedad, porque la experiencia nos ha enseñado que el poder en pocas manos es el prólogo del totalitarismo.

El poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente. El proyecto de Zapatero es cambiar la sociedad, algo que no es su competencia y que además hace con los recursos de todos.

Imaginemos que un gobierno de derechas y confesionalmente católico, con el voto de la mayoría, aprobara establecer en la educación pública la asignatura de educación para la ciudadanía según su forma de pensar católica y de derechas. ¡Se sublevarían los de izquierdas y no creyentes! Y yo con ellos, y muchas personas sinceramente cristianas también.

¿Por qué? Porque no hay nada más terrorífico que un Estado que establece lo que se debe pensar y opinar. El Estado sano es el Estado que deja a la sociedad esas cuestiones y no se mete. Es un árbitro. Lo que no puede pretender el Estado es jugar de árbitro, de portero, de delantero y además poder jugar con la mano.