Matrimonio Gay.- Don Juan Carlos: «Yo soy el Rey de España, no el Rey de Bélgica»
No tiene mayor importancia que la de una toma de postura personal, legítima como cualquier otra. En tanto institución, ninguna institución está por encima de la propia conciencia; ya algunos medios (más papistas que el Papa) intentan justificar la postura del Rey diciendo cosas como que la legislación española no contempla la posibilidad de objeción a la que se «acogió» el Rey Balduino. Una gran tontería, porque si Balduino hizo lo que hizo fue porque tenía la obligación ineludible de firmar si era Rey…
Eso sí, muchos católicos tenemos tendencia a identificarnos con ciertas personas en ciertas instituciones, como si eso nos «protegiera» o «beneficiara» de algo… La Casa Real española no es un ejemplo de catolicismo aunque «se casen por la Iglesia», y su actitud no ha sido congruente en muchas ocasiones con la imagen que algunos le atribuyen, aunque su profundo respeto hacia la religión católica también es un hecho incuestionable. Los católicos deberíamos tomar nota: si queremos cambiar algo en la sociedad o proteger determinados valores, lo tenemos que hacer nosotros por nuestros medios y con nuestros votos. Ni el PP, ni los Reyes, ni los rocieros, ni las cofradías de Semana Santa, ni la Navidad, ni ninguna otra institución personal, política o social, va a hacer por nosotros el trabajo de defender los valores de la vida, la familia, la justicia y los derechos humanos. Hay que moverse.