He ganado el Thinking blogger award de las manos de Interruptor, que Enciende la Luz y, de paso, me riñe por postear poco.
Uno de los requisitos es linkear el post original que dio lugar a este premio allá por el mes de febrero.
Otro es elegir cinco blogs que me hacen pensar y que reciben, de esta forma, el mismo premio:
Me siento incapaz de definirlos porque, cada uno en su estilo, son únicos. Lo que les une es que, me parece, detestan la vulgaridad y la repetición. Producen sus propios contenidos a base de mucho conocimiento previo de los asuntos de los que hablan o de investigación seria. Son tenaces y son honrados. Y lo hacen por puro amor a la verdad. ¿Qué más se puede pedir?
24/08/2007 a las 18:32
Gracias, Montse. Me has hecho sonrojar leyéndote.
Un abrazo.
24/08/2007 a las 19:47
Yo también me sonrojo. Gracias
24/08/2007 a las 20:31
No menos abrumado: gracias por tus palabras, Montse.
25/08/2007 a las 04:04
¡Enhorabuena, Montse! Y felicidades a los demás premiados. 😉
27/08/2007 a las 17:49
¿Porqué siempre esa visión oscura del cristianismo? . Porqué siempre mirando a la cruz, a la noche en el huerto… siempre a la búsqueda de Dios… siempre sufriendo en silencio…
Lo veo francamente patológico. Creo que se necesita una visión más positiva de la existencia del hombre, abrid las ventanas de una vez…
27/08/2007 a las 18:11
Creo que te perdiste el último párrafo:
«SerÃa un gran error pensar que la vida de estas personas sea toda sombrÃo sufrimiento. La Novo millennio ineunte, hemos oÃdo, habla de una «paradójica confluencia de felicidad y dolor». En el fondo del alma, estas personas gozan de una paz y alegrÃa desconocidas para el resto de los hombres, derivadas de la certeza, más fuerte que la duda, de estar en la voluntad de Dios. Santa Catalina de Génova compara el sufrimiento de las almas en este estado al del Purgatorio, y dice que éste «es tan grande que sólo es comparable al del infierno», pero que existe en ellas una «grandÃsima alegrÃa» que sólo se puede comparar a la de los santos en el ParaÃso.
La alegrÃa y la serenidad que emanaban del rostro de Madre Teresa no eran una máscara, sino el reflejo de la unión profunda con Dios, en quien vivÃa su alma. Era ella la que se «engañaba» sobre sà misma, no la gente.»
31/08/2007 a las 16:48
Me sumo agradecido y confuso, y además con retraso al sonrojo y abrumación generados por Montse. Aun estoy con el jet-lag horario (y, si se admite el neologÃsmo, el season-lag: invierno/verano) encima, tras regresar de diez dÃas de intensos y extensos cursos en Santiago de Chile.
Enhorabuena, además, por el diseño. Cordiales saludos a Montse y compañÃa.
28/09/2007 a las 21:34
Montse! Te traté de dejar hace ya tiempo unas palabras de felicitaciones aquÃ, pero no logré dejarlo, no me dejó tu blog.
Ahora lo hago, en la esperanza de que no sea aún muy tarde.
Un abrazo!