Esta semana Elena Valenciano ha dejado Twitter, dice que porque amenazaban a sus hijos, indicando incluso el colegio al que van. Irse de Twitter no arregla el problema, me parece, ya que los energúmenos siguen siendo una amenaza o nunca lo fueron.
Al margen de este caso, sí que es verdad que Twitter favorece la actividad «pandillera», como comentaba ayer Luis Arroyo. Es algo que he comentado en general sobre las redes sociales: la burbuja de autoafirmación que proporcionan es directamente proporcional al sectarismo que provocan. Y esto es predicable de personas de todo el espectro político e ideológico, los de derechas no son más cerriles que los de izquierdas ni viceversa.
Algunas personas, un tanto por ciento que desconozco, además, actúan en Twitter como los típicos matones de barrio tranquilo. No establecen un diálogo sino un chorreo de insultos inapelables, por la brevedad de los 140 caracteres. Por eso, me permito decir que Twitter puede llegar a ser «lapidario», no se argumenta sino que se apedrea. Y contribuye a crear tea parties, no por el té ni los americanos, sino por la tea humeante que portan ese hatajo de cobardes que bajo el capuchón del anonimato arremeten contra quien no se esconde.
Ante estos comportamientos es muy difícil desarrollar comunicación, de ningún tipo,pero por lo observado, me atrevo a decir que los consejos que encuentro en este blog son aprovechables: #AlertaTroll, una forma de construir redes sociales positivas. Añado un consejo porque he visto a mucha gente hacer lo contrario: no retuitees jamás los insultos o amenazas de los tea party, especialmente si tienes miles de seguidores. Es una forma absurda de dar relevancia a quien no la conseguiría de otro modo y le has proporcionado su minuto de gloria. Como dice @jmguardia: “nunca te pelees con un cerdo, acabas lleno de mierda y encima a él le gusta”…
Actualización: mientras escribía ayer este post, se estaba desarrollando otra tanda de teas contra el ministro de Interior, Jorge Fernández, por decir lo que opina sobre el matrimonio homosexual. Homófobo lo llaman en Twitter y en los medios de comunicación. Aprovecho para decir que la agencia Associated Press ha eliminado las palabras compuestas de «fobia» de su libro de estilo, incluida homofobia, ya que supone adjudicar una enfermedad mental a una parte de los participantes en un asunto de debate social. Aquí no se andan con tantas contemplaciones y lo adjudican en titular:Fernández Díaz peca de homofobia
Actualización II: Las reacciones en Twitter son sobrerreacciones. No mide correctamente el pulso de la opinión pública y predomina la negatividad. Estudio de Pew Research Center: Twitter Reaction to Events Often at Odds with Overall Public Opinion
04/03/2013 a las 00:00
magistral