chapapote. (De or. nahua o caribe).
1. m. Asfalto más o menos espeso que se halla en México, las Antillas y Venezuela.
2. m. Cantb. y Gal. alquitrán.
3. m. coloq. Ven. Sustancia viscosa de cualquier tipo extendida por el suelo.
Esa es la definición que da el Diccionario de la Real Academia al chapapote, esa palabra que llama tanto la atención a los medios de comunicación madrileños, algunos de los cuales hasta la ponen en cursiva, como si se tratara de un término exótico o extranjero.
Chapapote es una palabra, como vemos, indicadora de esas corrientes del idioma, tan parecidas a las corrientes marinas. Desde el Caribe a Galicia vino la palabra y desde el mar nos llega este vómito de un océano harto de que lo llenen de mierda.
Estas semanas están siendo inquietantes para todos los gallegos. Estamos constantando con nuestros propios ojos que ni la Administración gallega ni la española tienen nada previsto para ningún tipo de emergencia. No hay barcos anticontaminación, no hay remolcadores para alta mar (el Alonso de Chaves tuvo que venir de Gijón, aunque antes estaba en Galicia). No hay una cadena de mando organizada para una circunstancia excepcional, Protección Civil es una entelequia, el Ejército no tiene agilidad para plantarse en una zona del territorio español en horas, no hay material para hacer frente a una amenaza contaminante (trajes, máscaras y guantes) que podría haber afectado a toda la población que hubiera estado inerme. Terrible constatación, ver que una administración local, otra provincial, otra autonómica y otra
nacional sólo se solapan en el gasto con brillo propagandístico (festejos, cultureta e inauguraciones varias) mientras la estructura de un país desarrollado se desvanece en el aire.
Y ante esta especie de pantomima triste de personajes corriendo hacia ninguna parte, en vez de encontrar un gesto de arrepentimiento y de enmendar la actitud, pidiendo perdón, nos encontramos con unos gobiernos en Madrid y Santiago que siguen negando la información que dan los hermanos portugueses, que informan con 24 horas de retraso. Las rías de Arousa, Pontevedra y Vigo son las siguientes estaciones de este viacrucis que ya pesa tanto. Las manos de los pescadores son las únicas manos que veréis limpiando las rías, algunos jugándose la vida, recogiendo el fuel con espumaderas pensadas por ellos, con redes tejidas por ellos, transportadas con sus bidones y en sus barcos. La Administración está ausente.
Los responsables de los gobiernos de Santiago y Madrid son blanco de las iras de los ciudadanos gallegos, ¡no se equivoquen! DE LOS CIUDADANOS, no de los medios de comunicación ni de la oposición. Tiene gracia cuando algunos responsables del PP dicen que la oposición está haciendo carnaza de la desgracia ajena cuando critica su actuación.
Señores del gobierno, ellos que digan lo que quieran, hablen con nosotros, que no tenemos ya ni palabras para nuestra indignación, que no estamos protestando por la desgracia ajena, ¡¡estamos protestando por la desgracia propia!! que tenemos metida en nuestras carnes, que se agarra a las rocas y a las playas donde nosotros vivimos. Mentarnos nuestras costas es mentarnos a nuestras madres, es mentar al pedazo de tierra y mar más fértil de Europa, el más generoso. Es mentarnos a nuestro refugio, es mentar al que nunca nos había fallado, es ciscarse en nuestro hogar.
En el fondo de nuestra alma sabemos que esto no hubiera sucedido en Cataluña ni en Madrid, esto no se hubiera permitido en la Costa del Sol o en Alicante. Nos han demostrado su desprecio, duele escribir esto.
Pero nos sentimos despreciados por el gobierno de un partido político concreto, sabemos que no por España ni por los españoles, muchos de ellos limpiando nuestras playas o acongojados al mirarnos.
Ustedes, los políticos, nos han fallado y han permitido que la muerte avance en nuestras rías. Echense a un lado y déjennos trabajar.