Molinos de Papel: Zapatero también es de ETA
Eduardo Madina, un militante entonces de las Juventudes Socialistas, sufrió un atentado el 19 de febrero de 2002. Una bomba lapa en los bajos de su coche le dejó sin parte de la pierna izquierda.
Desde entonces, había tomado postura en el conflicto vasco de una forma, digamos, peculiar. En principio parecía que intentaba superar el odio y la reacción de venganza que puede producir un atentado.
«Su cara no me sugiere nada», dijo cuando le mostraron la fotografía del que quiso matarle.
Por ese motivo se le ha jaleado en los entornos más proclives a establecer medidas que facilitaran los tratos con la izquierda abertzale.
Ahora disfruta de un escaño en el Congreso de los Diputados a la tierna edad de 30 años. Tiene blog.
Hoy, vía Escolar, me entero de un post suyo en el que escribe un retrato de Ángel Acebes. «Su cara no me sugiere nada», dijo cuando le mostraron el rostro del terrorista, sin embargo la de Acebes le sugiere una catarata de insultos. Es un texto lleno de desprecio, de odio. Es lamentable comprobar que la blogosfera no afina los modales y el alma de las personas y peor comprobar el bajo nivel de los diputados españoles: en eso pasan el tiempo.
Pero lo más triste es que Eduardo Madina haya aprendido tan poco de lo que ha sufrido.
Actualización 9 de junio:
Reacción de Eduardo Madina: cerrar los comentarios de su blog, borrarlos todos, los de ese post y los demás, y responder que se reafirma en sus palabras.
Actualización II
Siempre hay quien dice las cosas mejor que una. Alvaro Delgado Gal escribe hoy en La Gaceta de los Negocios sobre el tema:
Especialmente alarmantes, como síntoma y no sólo como síntoma, se me antojan las palabras con que el socialista Eduardo Madina ha respondido a Acebes. Madina ha escrito que Acebes y todo el centroderecha despiden un aliento repugnante que revuelve el estómago. Esto es visceral. O sea, bárbaro. O sea, estúpido. Pero, además, es terrorífico. ¿Por qué? Porque sataniza, no ya a un señor, sino a todo un conglomerado social —el que vota centro derecha. Más o menos, la mitad de España—. Madina padece, literalmente, el tipo de pasión que anima las guerras civiles. Las guerras civiles conocen causas, claro está. Pero no se desarrollan, psicológicamente, como una exposición de causas.