He vivido en Estados Unidos durante dos años. Allí aprendí muchas cosas, entre otras la riqueza cultural y económica que proporciona a un país su emigración. Por eso quiero dejar aquí mi testimonio personal de dolor.

El día 11 de septiembre se produjo un ataque asesino y cobarde en el que murieron miles de ciudadanos americanos, británicos, hay alguna española en la lista. Cuando las identidades salgan a la luz veremos apellidos hispanos, portugueses, italianos, orientales; gentes de toda raza y condición han muerto en esos atentados brutales. En la Televisión de Galicia nos relataban que una mujer gallega que trabajaba en una de las Torres Gemelas se ha salvado porque esa mañana se quedó dormida y llegó tarde a trabajar. Las torres eran un enorme atractivo turístico en Nueva York y se calcula que en torno a 150.000 personas las visitaban todos los días. Muy cerca está Battery Park desde donde
se toma el barco para visitar la estatua de la Libertad y la Isla Ellis, con su magnífico museo de la Emigración.

¿Qué quiero decir con esto? Que evidentemente a los asesinos que prepararon toda esta maquinaria de muerte les da igual que mueran gentes de todos los países y que nadie se debe sentir ajeno a este ataque porque es un ataque a toda la humanidad. Desde Galicia también va nuestra solidaridad y apoyo a las víctimas. Muchas de las visitas que tenemos en DesdeGalicia.com vienen de los EEUU y en esta página encontrarán algunos recursos informativos todos aquellos que tengan algún familiar en Nueva York o Washington D.C.

Tras esto he de añadir con la misma fuerza que ahora es necesario no tomar medidas improvisadas y apuntarse a la represalia desproporcionada contra gente inocente. Es muy importante que las investigaciones se produzcan de forma rápida y eficiente para aclarar cuanto antes quiénes son los culpables de semejante atrocidad. Parece que los esfuerzos del Gobierno americano van en ese sentido, no se ha producido ninguna reacción imprudente y poco calculada sino que se está realizando una investigación exhaustiva y coordinada con otros países. esperamos que esto siga así.

Al mismo tiempo debemos esforzarnos en evitar cualquier tipo de juicio u opinión que traslade la impresión de que estamos viviendo una confrontación entre el mundo árabe y Occidente, entre el Islam y los países occidentales. No se puede condenar a una cultura, a una religión porque haya unos desalmados que hagan de eso su bandera. En España
desgraciadamente somos expertos en hacer distinciones importantes cuando se trata de terrorismo. Hace unos años se inventó aquel slogan de «Vascos sí, ETA no» y ahora hemos de dejar bien claro que «Islam, mundo árabe sí; terroristas no, jamás».