Todavía no está traducida al español la homilía que ha pronunciado Benedicto XVI en la Misa concelebrada con los cardenales, pero de la versión italiana y latina (la original) se puede ya extraer que nuestro Papa se propone seguir alentando a los jóvenes y que los espera ver en Colonia.
Gran parte de la homilía se centra con párrafos de gran fuerza en el empeño de reconstruir la unidad de los cristianos. Para ello, el Papa Benedicto quiere que hagamos un esfuerzo por purificar la memoria, para poder recorrer el camino a la conversión de los corazones, que es el único modo de acoger la verdad de Cristo. Se propone hacer «todo lo que esté en su mano» para impulsar el ecumenismo.
Se propone intensificar y continuar el diálogo con las otras religiones y con el mundo. Hace una interesante reflexión sobre cómo hemos visto al mundo congregarse en torno a Juan Pablo II a la hora de la muerte, como si fuera una petición coral del mundo al Papa, que turbado de incertidumbre y temores, se interroga por su futuro. El Papa, al iniciar su ministerio, se compromete a hacer brillar la luz de CRisto, no su luz personal, sino la de Cristo.