REPORTAJE: Las infraestructuras en Cataluña

Las grietas del Gobierno · ELPAÍS.com

Zapatero asume la responsabilidad y no dejará caer a Magdalena Álvarez

¡Por fin, por fin! El niño ha crecido y asume la responsabilidad, dejará de escudarse detrás de las faldas de sus ministras y actuará como un adulto. Hará lo que hacen las personas normales, cuando se equivocan al seleccionar a un subordinado. No hará cargar la culpa en el subordinado sino que, viendo su pobre capacidad en la selección de personal (Calvo, Maleni, Trujillo, Montilla, Clos, Sebastián…) renunciará a su cargo y admitirá que las responsabilidades de jefe de Gobierno le vienen grandes.

Pues no. Asumir responsabilidades, en el argot de Zapatero y su amigo Aizpeolea, es mejorar la comunicación. Y para ello va a ir al Parlamento. A contar el cuento de la burra, de nuevo. No a tomar medidas, no. No a cambiar criterios, a mejorar las inspecciones de la Administración sobre las obras. No.

Si tenemos en cuenta que la finalidad vital de Zapatero es ser todo lo contrario a Aznar, lo está consiguiendo. Efectivamente, Aznar tiene el defecto letal de creer que las decisiones tomadas en la intimidad y sin contárselas a nadie tienen el efecto mágico de la lluvia fina y Zapatero sabe que eso no es así en todos los temas, que la comunicación con la sociedad es primordial para mantener el lazo de complicidad, la capacidad de influencia del político y la sensación (aunque sea falsa) de transparencia.

Le auguro un nuevo triunfo en la opinión pública, mientras el PP siga sin dar importancia a la comunicación y creyendo en el efecto mágico de la lluvia fina.