La Junta aprueba el decreto que reconoce como derecho el diagnóstico genético preimplantatorio

Otro paso más hacia el vacío… (¿alguien recuerda mi post titulado «¿Alguien recuerda Gattaca?«…). Para empezar, un embrión fertilizado y que ya es un ser humano en marcha ya no se llama embrión, sino «preembrión»: de nuevo la deformación bastarda y manipuladora del lenguaje para negar la realidad y engañar/se. Segundo, se considera un ¡derecho! el diagnóstico genético preimplantatorio: así, cualquier ser humano en fase embrionaria que tenga la posibilidad de un defecto genético será eliminado, destruido, muerto, asesinado (al pan, pan, y al vino, vino, dejémonos de eufemismos que me dan náuseas). Tercero: si el diagnóstico genético preimplantatorio es un derecho (¿quién c… es la Junta de Andalucía ni cualquier político para decidir qué es y qué no es un derecho, y más tratándose de cuestiones de vida o muerte, salud o enfermedad?), ¿por qué no se hace lo mismo con los hijos engendrados en el útero materno, en las primeras horas de un embarazo normal? ¿Por qué discriminar negativamente a esos padres que tienen a sus hijos naturalmente, y que podrían sufrir la desgracia de tener -¡qué espanto, un Alien en mi tripa!- un «preembrión» malo malísimo, defectuoso, desechable, cuyos presuntos problemas de salud futuros iban a amargarle la vida a los padres -¿y la opinión del hijo, al que le van a quitar la vida?- (claro que en realidad esta eliminación preventiva supone un ahorro: si hay menos enfermos, menos gasto sanitario, perro muerto se acabó la rabia, ¡¡pasemos a todos los enfermos e indeseables por la cámara de gas para preservar la pureza de la raza y la salud de la Nación, y de paso mejorar nuestra economía!!)?

Cuando se considere un derecho que cualquiera pueda eliminar cualquier ser humano en embrión en caso de posibles enfermedades graves de origen genético (ya ni nos molestamos en leer el futuro en los posos del café, cortamos por lo sano y ya está), lo cual sucederá a continuación y en menos tiempo de lo que pensamos, estaremos practicando descarada, pública y… legalmente, la eugenesia más abyecta. Tardará algo más en autorizarse el diagnóstico de las narices para «prevenir» enfermedades menores y defectos de poco alcance… pero llegará, vaya que sí, y los padres empezarán a encargar bebés a la carta: con este pelito, fuerte, alto, rubio y de ojos azules -y si no, que me enseñen la carta de donantes de óvulos y esperma, que me hago mi hijo a mi gusto, ¿quién me va a negar ese «derecho»?-.

Algo más tarde, la película de ciencia ficción «Gattaca» nos parecerá un filme visionario que se adelantó a su tiempo… Y quien no tenga rasgos genéticos perfectos será un paria. Tiempo al tiempo. Mientras tanto, juguemos a ponerle nombres biensonantes al asesinato y a la destrucción de la dignidad humana y de sus derechos reales a la vida y a un desarrollo pleno. Y dejemos que la Ciencia haga de Dios mientras unos y otros se forran de pasta sin el menor escrúpulo de conciencia.

Ah, y qué a gusto nos quedaremos en un sistema social donde los presuntos medios de comunicación demuestran una atrevida y vergonzosa ignorancia del significado de lo que sucede a su alrededor. «Y así, entre aplausos, terminamos con nuestra libertad…». No sé quién lo dijo originalmente… quizás en una película… pero viene al pelo (pelo auténtico sin modificaciones genéticas, manque se me caiga).

Por último, y que conste, me la bufa que pueda haber quien se sienta molesto porque haya comparado la filosofía subyacente en estos «avances en los derechos y de la Ciencia» (bluaj) con la «lógica» del Estado y la sociedad nazi. Quien se moleste es que está muy confundido, prácticamente ciego, ante lo que está pasando. Ojalá me equivocara; ojalá haya interpretado mal la noticia; pero creo que no, así que me reafirmo en lo dicho.

🙁