Muere el filósofo Julián Marías a los 91 años

Ha muerto uno de los grandes hombres españoles del siglo XX. Recuerdo especialmente sus terceras en ABC, que leía cuando estaba estudiando Periodismo.

Traigo, a continuación, un texto suyo que creo que le retrata muy bien.El texto fue uno de los últimos publicados. Se trata del discurso de agradecimiento que envió cuando le dieron un homenaje en el Instituto de España el año pasado. Era un hombre comprometido con la verdad. A estas horas, se habrá encontrado dichosamente con Ella.

Siento gratitud al oír palabras cuya perspicacia está empañada solamente por un exceso de generosidad. Lo único que puedo decir es que mi vida ha estado regida siempre por un recuerdo de niñez: cuando yo tenía seis años y mi hermano nueve nos aislamos un día detrás de una puerta y nos comprometimos seriamente a no mentir nunca. No he faltado a sabiendas a aquella promesa. Esta actitud ha tenido con frecuencia consecuencias penosas, en ocasiones bastante graves; pero no hubiera podido hacer otra cosa. He sentido toda mi vida pasión por la verdad. Esto no me ha librado absolutamente del error, pero sí de toda falsificación, de cualquier tentación de suprimir o desvirtuar lo que me ha parecido verdad. A lo largo de muchos años, de muchas palabras pronunciadas, de innumerables páginas escritas, no he faltado nunca a aquella promesa infantil, que me ha forzado a una disciplina interior que me hubiera sido imposible violar o suspender. Con esta clave se puede entender una vida ya larga, en la que no han faltado los errores, pero que se ha mantenido inexorablemente fiel a aquella viejísima promesa, anterior a todo lo que he dicho y escrito.Desde ese supuesto, me he esforzado siempre por entender.
La realidad es problemática, se presenta como una interrogante; hay que hacer un esfuerzo tenaz por iluminarla, aclararla, verter sobre ella una luz que procede del pensamiento. Es la condición de toda vida intelectual que merezca este nombre. Si se ve que esto es una exigencia inexorable, de ello se deriva una responsabilidad intelectual que es la medida de la autenticidad del pensamiento. Que está expuesto ciertamente al error, pero enderezado siempre por esa insobornable responsabilidad que es la veracidad. Esta situación es un ejemplo particularmente importante y grave de lo que llamo desde hace mucho tiempo las raíces morales de la inteligencia.

Su hijo, Javier Marías, tiene un blog en el que publica hoy artículos referidos a su padre.

Actualización:

Me dice Antonio de Error 500 en los comentarios que el blog no es de Javier Marías sino de una chica que pone artículos del escritor. Disculpad la mala información.

Acaban de colgar en ese blog un texto precioso de Julián Marías sobre la muerte. No os lo perdáis.

Daniel Tercero también trata el tema y aquí podéis leer su post: una recopilación de enlaces de lo que se está publicando sobre Marías.

JJ García-Noblejas me envía otro artículo que publica Juan Cruz Cruz: Julián Marías, humanista