El escenario:
«Entre todo el esplendor del Palacio Apostólico (frescos de Rafael, dorados, valiosos tapices, mármol por doquier), es muy posible que el visitante quede sorprendido por la sencillez del apartamento del Papa, puro convencionalismo de clase media. Los dos secretarios de Juan Pablo comparten un despacho adjunto a las partes más «publicas» del apartamento papal (la capilla, el comedor y las salas de recepción, grande y pequeña). El despacho personal del Papa se halla justo después del de los secretarios, y presenta un gran icono de la Virgen Negra [de Czestochowa]. Su dormitorio queda dividido en dos por un anticuado biombo. Un lado lo ocupa un pequeño escritorio, y el otro corresponde al dormitorio propiamente dicho, compuesto por una cama con sencilla colcha blanca, varios armarios y una mesa grande con una parte de los libros de fotografía de gran formato que le gusta hojear a Juan Pablo. En la pared de fondo hay un mapa de la diócesis de Roma, donde, con el paso de los años, han ido quedando marcadas las parroquias visitadas por el Papa. En los aposentos privados de Juan Pablo sólo hay dos fotografías: una pequeña del príncipe cardenal Adam Stefan Sapieha, puesta sobre el escritorio de su despacho personal, y otra de sus padres, con marco de plata: una foto pequeña tomada pocos días después de la boda, y que ocupa la mesa del dormitorio». Testigo de Esperanza.George Weigel
La atmósfera:
«A decir de sus colaboradores, Juan Pablo sembraba de oraciones toda su jornada de trabajo: no sólo cuando estaba en la capilla para decir Misa o recitar la Liturgia de las Horas (a la que daba mucha importancia), sino en todo momento: entre reuniones, de camino a una audiencia, en coche, en helicóptero y hasta en la azotea. […] En una ocasión, el sacerdote secretario había heredado de Pablo VI y Juan Pablo I, el padre John Magee, lo buscó por el apartamento papal sin encontrarlo. Se le sugirió que mirara en la capilla. Lo hizo y no vio al Papa. Se le sugirió que volviera a buscarlo… pero mirando hacia abajo. Ahí estaba Juan Pablo II, postrado delante del Tabernáculo. Fue desde el principio un hombre que tomaba «todas sus decisiones importantes […] de rodillas ante el Santísimo Sacramento», en palabras de uno de sus principales ayudantes de la curia.» Testigo de Esperanza.George Weigel
Su mentalidad:
«En la obediencia de la fe ante Cristo mi Señor, abandonándome a la Madre de Cristo y a la Iglesia, y consciente de las graves dificultades, acepto». (Palabras pronunciadas por Karol Wojtyla cuando el cardenal Jean Villot le comunicó que era el elegido por el Cónclave). Testigo de Esperanza.George Weigel
«Ruini ha asegurado en una entrevista a Tg5 que «he rezado con él unos instantes que me han conmovido profundamente. El Papa se ha abandonado totalmente a la voluntad de Dios». (12:01 de hoy mismo)
Actualización 13:15
Navarro Valls: El Papa sigue ‘consciente, lúcido y sereno’
Il Corriere della Sera tiene una edición especial de seguimiento instantáneo. Allí se puede acceder en vídeo a la rueda de prensa de las 12:30 de Navarro Valls.
«El Papa ha estado siempre consciente. Ha concelebrado la Misa a las 6:00 de la mañana y, cuando se ha dado cuenta de que era viernes, a las 7:15 quiso rezar el Viacrucis, como hace todos los viernes, por lo menos desde que es sacerdote», dijo el portavoz vaticano.
Ha seguido con atención la lectura de los textos del Viacrucis, se ha hecho el signo de la cruz en cada estación. Luego ha querido rezar la liturgia de las Horas.
La situación es estacionaria. Continúa estando lúcido, plenamente consciente. Le están leyendo textos de la Sagrada Escritura que sigue con atención.
Cuando al Santo Padre le han dicho la gravedad de su estado, él ha querido saber si era estrictamente necesario ir al hospital. Le dijeron que no y prefirió quedarse en sus habitaciones.
Navarro Valls, cuando le preguntan al final de la rueda de prensa por sus sentimientos personales ante el estado del Santo Padre, responde que eso no es importante «pero… lo estamos viendo en una imagen como nunca lo habíamos visto antes en estos 26 años: el Papa lúcido, extraordinariamente sereno, con la lógica dificutad de respiración». El portavoz vaticano hablaba entrecortadamente por la emoción.