La esperanza es una virtud, no cabe duda. Pero a la esperanza se contraponen dos vicios, que est�n lejos de la cumbre de la virtud igualmente: tan mala es la desesperanza como la presunci�n.
Est� todo el pa�s pendiente de unos personajes repugnantes que se dedican al oficio de la extorsi�n, el secuestro, el chantaje, la tortura y el asesinato. Es vergonzoso observar tanta explosi�n de satisfacci�n en algunos pol�ticos y cargos institucionales. Me refiero, en concreto, al fiscal general del Estado que se ha lanzado a decirle a los jueces que la ley se debe aplicar de distinta forma hoy que ayer: s�, el mismo personaje que ayer llamaba la atenci�n a Rajoy por opinar sobre el sumario del 11-M.
Es demasiada presunci�n, es ingenuo, es peligrosamente irresponsable que se d� la imagen de que le agradecemos a ETA el gesto, como si estuviera haciendo un favor a la sociedad espa�ola por dejar de matar. Eso es premiar la violencia. Lo �nico que tiene que declarar ETA es su disoluci�n y la entrega de las armas. Como bien se�ala JJG Noblejas, no ha hecho eso sino que ha anunciado que toma la iniciativa de un alto el fuego para que se den unas condiciones pol�ticas favorables a los fines de ETA: referendum de autodeterminaci�n, legalizaci�n de su brazo pol�tico, fin de la acci�n policial en Francia y Espa�a. Son demasiadas exigencias de quien no tiene ninguna autoridad y que s�lo tiene voz por tener armas.
Francia se ha negado, por ahora, a valorar el mensaje de los terroristas, lo cual es revelador del diferente estatus que le dan a la banda criminal. Se dan cuenta de que intercambiar palabras con unos chantajistas es darles m�s importancia de la que tienen y que s�lo merecen interlocuci�n cuando digan que entregan las armas. Anuncian otro comunicado para ma�ana: tienen la sarten por el mango y administran su informaci�n.
Mientras no se desarmen, mientras se apoyen en la violencia futura para tener relevancia, no se les debe dar tregua, aunque la pidan. Por eso, las palabras de Conde Pumpido no son nada tranquilizadoras.