Vuelve Rato, tiembla Madrid – elConfidencial.com
Jesús Cacho
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Porque el problema de Rato residÃa en la trama de intereses empresariales que giraba en su derredor (en aquel tórrido julio, de nuevo hizo gala de su poder colocando a dos amigos, Tato Goya y Santiago Cobo, el propio de Teófila MartÃnez, en el consejo de Gas Natural, sin saber nada de gas ni falta que hacÃa).
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Para protegerse de las inclemencias de su currÃculo y de los riesgos de una democracia plagada de simples salteadores de caminos, el poderoso Rato desarrolló una peculiar relación de complicidad con los grandes barones de la prensa, a los que cuidó hasta la extenuación incluso a costa de los intereses del PP (no digamos ya de los de la libertad de información), con especial dedicación al cañón Bertha de Jesús Polanco, el medio potencialmente más peligroso para el futuro de su carrera polÃtica. Para el periodista individual con cierto apego a su independencia, sin embargo, la relación con Rato estaba siempre abocada al espasmo violento, del blanco al negro sin solución de continuidad, porque, tipo intelectualmente tan solvente como sobrado, exigÃa fidelidad cercana al vasallaje. Nunca quien esto escribe tuvo broncas tan sonoras como las que sostuvo, a cara de perro, con Rato, discusiones generalmente relacionadas con mis escritos en La Rueda de la Fortuna del diario El Mundo. La alternativa era el sometimiento.
Lo de las broncas sonoras se lo oà el viernes a FJL que dijo que la peor comida de su vida la habÃa tenido con Rato. En fin, cada dÃa me cae mejor Rajoy. Menuda tropa.