Hay sólo una amenaza a la intimidad/privacidad en Internet: nuestra comodidad. Hemos realizado un trueque: yo te doy mis datos personales y tú me das correo electrónico, búsquedas personalizadas, redes sociales, espacio para mis fotos y vídeos, etc.

Sólo después, las empresas y los gobiernos pueden hacerse con esos datos, porque alegremente los hemos entregado. Es la imagen de los indígenas entregando oro a cambio de espejuelos, pero en el siglo XXI. Y especialmente adecuada para los «nativos digitales» que, en taparrabos, suelen ser poco conscientes de que sus fotos, gustos, opiniones políticas y conversaciones han quedado enlatadas y organizadas para ser analizadas por empresas, competidores, amigos y enemigos. Ahora -que quizá no les importa- y dentro de 30 años, cuando tengan una reputación que defender.

Nadie da nada (que cueste dinero) gratis, es una de esas verdades eternas que tendrían que grabarnos en la palma de las manos, para que pensáramos, siempre, qué es lo que estamos pagando.

En este caso estamos dando muchos datos sobre nosotros mismos:

“As Chris Palmer of the Electronic Frontier Foundation explained to me, “You’re getting a free service, and the cost is information about you. And Google and Facebook translate that pretty directly into money.” (Pariser, 2011)

«Como me explicó Chris Palmer, de EFF, «consigues un servicio gratis y el coste es información sobre ti. Y Google y Facebook lo traducen bastante bien directamente en dinero».

Eso escribe Eli Pariser en su libro y añade:

«What was once an anonymous medium where anyone could be anyone—where, in the words of the famous New Yorker cartoon, nobody knows you’re a dog—is now a tool for soliciting and analyzing our personal data. According to one Wall Street Journal study, the top fifty Internet sites, from CNN to Yahoo to MSN, install an average of 64 data-laden cookies and personal tracking beacons each».

«Lo que era un medio anónimo en el que cualquiera podría ser cualquiera – donde, en palabras del famoso chiste del New Yorker, nadie sabe que eras un perro- es ahora una herramienta para solicitar y analizar nuestros datos personales. Según un estudio del Wall Street Journal, los 50 sitios más importantes de Internet, de la CNN a Yahoo o MSN, instalan un promedio de 64 cookies cada uno cargadas de datos y «balizas» de rastreo».

Una de las empresas que maneja esos datos, provenientes de nuestras redes sociales, de las tiendas que visitamos en Internet o de nuestras búsquedas es Acxiom.  Dice Pariser: «ha acumulado una media de 1.500 piezas de datos de cada persona en su base de datos – que incluye al 96 por cien de los americanos- con datos como su nivel de crédito o si compró medicación para la incontinencia».

Ahora se ha conocido que, además, los datos están en poder de la NSA. ¿De qué otras agencias, quizá también españolas, estamos hablando?

Si esto no te parece escalofriante, es que no me he explicado bien.

Todas mis notas sobre The filter bubble de Eli Pariser. (Y cuando clicas, Amazon también te instala de esas balizas y tal)