Ayer en Twitter experimenté lo de tantos días: la televisión copa la conversación cuando son programas de mucha audiencia, eventos como los Juegos Olímpicos o Eurovisión; o, como ayer, Masterchef.

Para quien no ve la televisión en ese momento, la conversación generada puede significar un engorro y así lo comenté en Twitter.

Agus trabaja en RTVE.es y sabe muy bien de lo que habla.

twiter tvMe acordé de una cita de T.S. Eliot: «The remarkable thing about television is that it permits several million people to laugh at the same joke and still feel lonely«. «Lo extraordinario de la televisión es que permite a varios millones de personas reírse de la misma broma y así y todo sentirse solas».

Esta frase la citan Chafee y Metzger en The end of mass communication? para significar que esos tiempos podrían haber terminado. La comunicación de masas entendida como un país ante un televisor riéndose del mismo chascarrillo habría dado paso a audiencias de nicho.

Quizá sea así en algunos casos pero todavía hay una gran cantidad de gente viendo un programa de cadena generalista en prime time y esa gente conversa sobre el programa en Twitter, una herramienta tan apropiada para la comunicación de masas como para la interpersonal.

Pero esa gente ahora no está sola en su casa viendo la tele, sino que es consciente de las reacciones en las otras casas y responde con sus ocurrencias a las de los otros telespectadores; hasta tal punto que hay gente que disfruta muchísimo más de los programas gracias al second screen de la tablet o el móvil.

Los encargados de sacar dinero a todo ya se encargan de elaborar planes para hacer que este comportamiento sea rentable para anunciantes y cadenas de televisión. A mí me gustaría, sin embargo, quedarme observando lo curioso que es aunque lo damos por hecho. No hay ninguna utilidad en contar lo mal o bien que nos cae un concursante, no hay una recompensa, excepto una profundamente humana y que es inmaterial: satisfacer la necesidad de compartir.

Y me acordé de la entrevista que ya hace años le hicieron al primatólogo Josep Call en El País. Investiga grandes simios y sostiene que los simios no hablan, entre otros motivos, porque no tienen el más mínimo interés: «los gestos que realizan los niños pequeños se diferencian precisamente de los de los grandes simios en que los niños no sólo utilizan el modo imperativo, sino también el declarativo: “Mira un camión”.

Sólo los humanos mostramos esa necesidad de comunicación y lo explicaba así:

«Los niños pequeños también están extremadamente motivados para jugar a indicar o comentar cosas. Y esta motivación de los niños para ciertos juegos es clave para describir las diferencias entre humanos y nuestros primos más cercanos, los grandes simios.

P.¿Cuál es la motivación delos niños?
R.La motivación viene por ser ultrasociales. Los chimpancés son muy sociales, pero los humanos se distinguen de otros primates en que son ultrasociales.
Así que, de alguna manera, la soledad de la comunicación de masas ha sido burlada a través de Twitter gracias a nuestra ultrasociabilidad. Ya miro con más simpatía el asunto.