Adivinen en 3 segundos quién escribió esto. Las negritas son mías

Cual nuevo profesor Robertson el ex tesorero del PP Luis Bárcenas ha iniciado esta semana sus sesiones de Fantasmagoría difundiendo una documentación autógrafa que sólo podía estar en su poder, sugestionando poderosamente a la opinión pública con su apariencia y desmintiendo enseguida su contenido. Lo veis porque yo os lo enseño, pero no es verdad. Al mostrar una contabilidad B con sus correspondientes entradas y salidas ilegales y negar a la vez que existiera nada parecido con una nota de prensa digna de la antología del cinismo, Bárcenas ha convertido los sobresueldos del PP en un ectoplasma fantasmal.

Su propósito es generar desconcierto y ansiedad por doquier, dejar constancia de su poder de intimidación, sugerir que lo más grave no ha aparecido aún y sobre todo diluir sus presumibles largos años de latrocinio –22 millones en Suiza no se amasan así como así– en el espectral baile de la corrupción generalizada. Bárcenas ya había dicho una cosa y su contraria a través de personas interpuestas. Ahora ha pasado de las palabras a los hechos, burlándose de la justicia y tomando como rehén a la impresionable opinión pública.

¿Estoy sugiriendo con esto que los sobresueldos en el PP sean meras ilusiones ópticas? En absoluto. Sin grabados u objetos reales con los que alimentar la linterna mágica no habría Fantasmagoría alguna. Por eso es tan importante averiguar en sede judicial el verdadero alcance de lo sucedido; dónde terminan los hechos y dónde comienza su manipulación interesada.