Esta mañana, Federico Jiménez Losantos entrevistó al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero. Estaba presente Pedro J. Ramírez al que no le oí comentario alguno, sólo risas, aunque quizá se me pasó porque estaba haciendo otras cosas mientras escuchaba.
FJL estuvo amable con él, le puso alguna objeción a lo que dijo, pero en un tono tan diferente del habitual que no pude más que sorprenderme. El presidente estuvo muy bien, la entrevista le salió de rechupete, entre otras cosas porque su interlocutor no le hizo réplicas de fondo y Pedro J. se limitaba a reír las ocurrencias. Por ejemplo, se le planteó que muchos católicos tenían la sensación de que su gobierno venía con ganas de atacar a la Iglesia, por ejemplo, con el tema de las clases de religión. Contestó que no (je), que quería llevarse bien con la Iglesia, la Conferencia Episcopal y el Vaticano y que la situación en la enseñanza religiosa volvería a la situación anterior que tan bien había funcionado durante 15 años: que la religión no fuera evaluable. Falso: una reforma de 1994, socialista por tanto, considera la religión evaluable y computable con la reforma actual de no pasar con dos asignaturas. A ver cómo se lo explica a la Confederación de padres laicos (como si los otros padres fueran monjas). Pero FJL no le dijo nada porque, probablemente, tampoco lo sabía.
O sea, a lo que voy es que así no se puede seguir. Esto no es periodismo, esto es una comedia de tercera con payasos de segunda. En alguna ocasión he oído comentar a FJL que en las entrevistas no te puedes poner exigente porque entonces no viene nadie y, además, no sé si me equivoco, pero creo recordar que lo justificaba. Entonces, hace falta una sesión de educación democrática para políticos, que sepan que tienen el deber de comparecer ante los medios no porque haya un señor que se llama Pedro J., Iñaki o Federico, sino porque el público tiene derecho a saber qué es lo que hacen. Y otra sesión de educación democrática a periodistas, para que se enteren que su deber es hacer preguntas molestas y réplicas informadas, porque si no, las entrevistas son un sinsentido dentro de los apocalipsis que nos anuncian todos los días. Es decir, es incongruente que Zapatero sea un peligro para la nación y que, cuando lo tienes delante, le rías las gracias y le hagas comentarios simpáticos.
Zapatero lo debe entender así. O si no, que haga su blog.